Los precios del petróleo y sus derivados

El petróleo, o aceite extraído de piedra (petro=piedra y óleo=aceite), el cual se forma en un subsuelo de rocas sedimentarias por descomposición anaeróbica de la materia orgánica animal y vegetal que fue sepultada hace millones de años, y que&#8230

El petróleo, o aceite extraído de piedra (petro=piedra y óleo=aceite), el cual se forma en un subsuelo de rocas sedimentarias por descomposición anaeróbica de la materia orgánica animal y vegetal que fue sepultada hace millones de años, y que es rica en átomos de carbono, hidrógeno y oxígeno, pasó de ser un líquido sucio, oscuro y mal oliente, a lo que hoy se denomina oro negro, no porque el petróleo tenga nada que ver con el precioso metal amarillo, sino porque a partir del desarrollo industrial el petróleo pasó a ser casi tan buscado como el oro. En la medida en que las naciones poseedoras de grandes reservas petroleras supieron que la presencia de este hidrocarburo no es uniforme en el subsuelo mundial, y que pocos eran los privilegiados con la posesión de esa reserva energética subsuperficial, fueron creando las condiciones sociales, industriales y tecnológicas, para que la producción de energía, la producción industrial, el transporte aéreo y terrestre, y hasta la producción, transporte y conservación de alimentos, dependan mayormente del petróleo; y en la medida en que nos han convertido en oleodependientes, fueron subiendo los precios hasta quebrar a quienes no producen petróleo.

Todo el mundo ha querido sacar provecho de los altos precios del petróleo, desde las grandes naciones árabes que se asociaron en el cartel de la OPEP para garantizar que nadie baje los precios para hacerle competencia desleal a los demás productores, hasta gobiernos no productores que ven en la necesidad social de los combustibles una fuente de ingresos por comercialización, pues están conscientes de que indistintamente del precio de venta, la gente tiene que pagar los derivados del petróleo al precio de comercialización, sea este precio justo o injusto.

De esa forma, en la medida en que los gobiernos fueron requiriendo más recursos para cubrir el ineficiente gasto público, fueron subiendo más y más los márgenes de comercialización de los derivados del petróleo, hasta quebrar a una parte importante de la población, pues los altos precios del petróleo y las incorrectas políticas económicas gubernamentales han sido responsables de la inflación que cada día produce más y más pobres, al extremo de que un automóvil que en 1980 costaba 7 mil pesos, hoy cuesta 1.4 millones de pesos, y un apartamento que en 1980 costaba 10 mil pesos, hoy cuesta 2 millones de pesos, mientras el médico que en 1980 ganaba 700 pesos, hoy apenas gana 28,000 pesos, es decir, mientras el costo de auto y vivienda se ha multiplicado por 200, el salario del profesional sólo se ha multiplicado por 40, lo que indica que su poder adquisitivo es la quinta parte de 1980, y que para tener la misma calidad de vida de 1980 su salario debe ser multiplicado por 5, y todo fruto del incremento del precio de un petróleo que en junio 2014 llegó a venderse a 107 dólares por barril, pero que en este último semestre ha descendido un 50% gracias a la sobre producción, al fortalecimiento del dólar y a la crisis económica mundial.

Si analizamos los actuales precios del petróleo, cercanos a 55 dólares por barril, veremos que son equivalentes a los precios de noviembre de 2005, y para ese entonces la gasolina premium costaba 121 pesos (US$3.55) por galón, la gasolina regular costaba 110 pesos (US$3.23) por galón y el gasoil 94 pesos (US$2.76) por galón, pues la tasa de cambio estaba a 34 pesos por un dólar, sin embargo, hoy la gasolina premium cuesta 200 pesos (US$4.55) por galón, la gasolina regular cuesta 177 pesos (US$4.02) por galón y el gasoil 166 pesos (US$3.77) por galón, con una tasa de cambio de 44 pesos por un dólar, es decir, aunque el petróleo hoy cuesta igual que en noviembre 2005, los combustibles hoy nos cuestan un dólar más por galón, lo que beneficia al Gobierno y perjudica a la población. Esperamos que en las semanas subsiguientes los precios de los derivados del petróleo sigan bajando hasta alcanzar su verdadera equivalencia en dólares con los precios del barril de petróleo, y que esas rebajas sean transferidas al transporte de pasajeros y carga, a la tarifa eléctrica, a los precios de alimentos y a la mejoría de la calidad de vida. l

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