El tren número 24 hará esta noche su último recorrido desde la estación Staples en la ciudad de los Ángeles, California. Kobe Bean Bryant estará en el último partido de su brillante carrera de 20 años, todos con los Lakers, el segundo equipo más ganador en la historia de la NBA con 16 coronas, cinco de las cuales cuentan con sus valiosos aportes.
Se va uno de los mejores en pisar una cancha de baloncesto, un ganador, trabajador incansable que tuvo un nivel competitivo probablemente solo superado por Michael Jordan.
Su obsesión por triunfar le generó fanáticos en los dos extremos del deporte: la figura para muchos, el egocéntrico para otros. Amo y señor en una parcela, enemigo del género humano en la del frente. Eso pasa con quienes alcanzan el máximo nivel, dividen el universo en dos, los pro y los anti.
Mientras unos resaltan que es el que más tiros ha errado en los anales de la NBA, la verdad es que quisieran muchos que les permitan fallar tanto, porque hay que ser demasiado bueno para ello.
Cuando Pedro Martínez llegó a las 100 derrotas, dijo que era un bendecido porque muchos pagarían por perder un juego en las Grandes Ligas y a él le permitieron caer 100 veces. Y en su caso, como Kobe, ganando muchos millones.
Para quienes hemos seguido a los Lakers desde 1980 a la fecha, Kobe es una leyenda en el deporte de James Naishmith.
De sus tantos logros, dos medallas olímpicas, las 11 selecciones al Primer Equipo, 18 Juegos de Estrellas, el único con 20 campañas en un mismo equipo, su premio al Más Valioso y los cinco anillos, resalto más el hecho de que sea el tercer mejor anotador en la historia de la liga con 33,583 puntos.
El baloncesto, mayormente, ha sido dominado por altos y fuertes. Kareem Abdul-Jabbar, el líder en tantos, mide 7´-2´´. Karl Malone, el segundo, mide 6´-9´´ de pura roca. Los únicos dentro de los primeros 10 con 6´-6´´ son Kobe y Jordan.
Por eso entiendo a quienes le odiaban: Kobe fue el mejor durante mucho tiempo.
Kobe se marcha y con él, se cierra la carrera de un grande. Mis respetos, Mamba Negra, mis respetos.
