Mandela, un símbolo de la lucha del pueblo negro

Veintisiete años en prisión convirtieron a Nelson Mandela en el símbolo carismático de la lucha del pueblo negro por la abolición del apartheid. Se perfiló como el constructor de una “nación arco iris” en el seno de la cual tanto blancos…

Veintisiete años en prisión convirtieron a Nelson Mandela en el símbolo carismático de la lucha del pueblo negro por la abolición del apartheid. Se perfiló como el constructor de una “nación arco iris” en el seno de la cual tanto blancos como negros vivirían en paz.

Nelson Mandela, nacido en 1918 en Mvezo, Transkei, pertenece a la familia real del pueblo tembu, proveniente de la etnia xhosa. Su verdadero nombre es Rolihlahla Madiba Mandela. Su nombre de pila parecía predestinado, ya que Rolihlahla significa “promotor de disturbios”.

Tuvo una infancia feliz, escuchando a los ancianos relatar la historia de su pueblo, cuando éste era libre, antes de la llegada de los blancos. En ese entonces, la armonía y la paz reinaban entre los tembu. En 1930, su padre falleció. El rey de los tembu se convirtió en su tutor y lo envió a un colegio metodista. En 1938 ingresó en la universidad de Fort Hare, exclusivamente reservada a la élite negra. Para él fue el primer impacto cultural: apren­dió inglés y la historia de las civilizaciones occidentales. Ahí conoció también a Oliver Tambo, futuro compañero de lucha.

En septiembre de 1941, Mandela participó en una huelga de estudiantes que protestaban contra los malos tratos infligidos a una empleada negra.
Expulsados durante algunos días, todos los huelguistas se reintegraron a la universidad, salvo Nelson Mandela. Además, en desacuerdo con su tutor que deseaba casarlo, huyó de Transkei y viajó a Johannesburgo.

Mandela descubrió las realidades de la opresión blanca cuando se instaló en el barrio negro de Alexandra: pobreza, cesantía y violencia eran el pan de cada día en el township. Se inscribió en la universidad de Witwatersrand y comenzó sus estudios de derecho. Para financiarlos, se desempeñó en una serie de pequeños empleos y fue finalmente contratado por un bufete de abogados blancos. La integración fue difícil.

Estos años reforzaron su rechazo profundo respecto del apartheid. En lo adelante, Mandela pretendía luchar por la dignidad de la comunidad negra. Uno de sus amigos, Walter Sisulu, lo hizo conocer el ANC, organización fundada en 1911, pero que seguía siendo elitista y carecía de un programa de acción. Se adhirió a ella en 1944 y fundó junto con Tambo y Sisulu la Liga de la Juventud, cuyo objetivo era reformar el ANC acercándolo a las masas. En esa época, Mandela defendía los principios del nacionalismo africano y rechazaba cualquier alianza con los otros partidos antiapartheid. Convertido en secretario y luego en presidente de la Liga en 1950, se perfilaba como el hombre de la renovación.
En 1949, Mandela y sus camaradas impusieron sus puntos de vista al ANC.

Después de integrarse al comité de dirección, multiplicó las reuniones públicas en los guetos negros. Movilizó las muchedumbres y su nombre empezó a circular cada vez más: se impuso a la cabeza del movimiento por los derechos civiles. Mandela pretendía presionar al Gobierno con actos no violentos como el boicot y las huelgas. Organizó, junto con otros dirigentes, una campaña de desobediencia civil  en 1952, lo que le valió una primera condena. El mismo año se convirtió en vicepresidente del ANC y estableció el plan que apuntaba a democratizar el movimiento, principalmente por medio de la creación de congresos locales, evitando al mismo tiempo medidas represivas. En forma paralela creó, junto con Tambo, el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica. Trató entonces de ayudar en concreto a las víctimas de la segregación racial. Pero ¿qué podía hacer frente a una justicia cómplice del poder blanco?

Su acción en favor de la paz prosiguió. Suspendió la lucha armada del ANC e inició las negociaciones con De Klerk. Trabajando en conjunto, pusieron fin al apartheid y obtuvieron el premio Nobel de la Paz en 1993. Tres años después, Mandela se divorció de su mujer Winnie, conocida por su discurso radical e implicada en un oscuro asunto criminal. Hombre de compromiso, supo defender ardientemente el principio “un hombre, una voz”. Modeló Sudáfrica a su imagen, humana y moderna. En sus apariciones públicas, Mandela disfrutaba bromeando y bailando al son de las varias tradiciones, vistiendo una remera con los colores de África.

De esta manera, promovía el programa “Masakha” (construyámonos los unos a los otros), basado en la reconciliación y la confianza mutua entre las distintas comunidades. Asimismo, inauguró grandes obras económicas y sociales para luchar contra las desigualdades.

Mandela sigue siendo el principal garante de una Sudáfrica multirracial. Su retiro de la vida política en 1999 dejó un vacío inmenso. La etapa post-Mandela sigue siendo incierta.

Una nueva era en Sudáfrica

Las primeras elecciones multirraciales del 27 de abril de 1994 dieron la victoria al ANC (el Congreso Nacional Africano) con casi el 63% de los votos. El 10 de mayo, el Parlamento designó a Nelson Mandela como el primer presidente negro de la historia sudafricana. El nuevo jefe de Estado, de setenta y seis años, era un hombre de sonrisa traviesa y legendario buen humor.

Había recuperado la libertad tan sólo cuatro años antes, después de dieciocho años en el presidio de Robben Island y nueve años en Pollsmoor y Verster. A lo largo de toda su vida se presentó como un interlocutor ineludible en busca de una transición pacífica. Mandela ya no era el líder de la comunidad negra, sino el que aunaba la nación sudafricana. Su tarea ya no era luchar contra un gobierno blanco racista, sino promover la reconciliación. La nueva res­ponsabilidad que  asumió no lo amilanó: el combate, cualquiera que fuese, le era familiar.

Los comicios de 1994 marcaron el nacimiento de la democracia en un país donde la injusticia, la violencia y la persecución racial habían dominado durante mucho tiempo. Asimismo, significaron la culminación de la batalla heroica de un hombre contra el apartheid.

Mandela, líder durante toda su vida de la lucha por la igualdad racial y huésped durante 27 años de las prisiones estatales, ahora era un hombre de 75 años preparado para llevar a la práctica su idea de “una nueva Sudáfrica donde todos fueran iguales, donde todos los sudafricanos trabajaran juntos para conseguir la seguridad, la paz y la democracia de su país”.

La histórica elección, que duró cuatro días, provocó colas kilométricas ante las urnas. Unos dieciséis millones de negros y nueve millones y medio de blancos, asiáticos y mestizos ejercieron su derecho al voto. Tras el recuento de votos, Mandela había obtenido más del 60 por ciento, dejando muy atrás a su rival más próximo, el expresidente F. W. De Klerk, el hombre que había empezado a abolir el apartheid cinco años antes.

Mandela y Sudáfrica habían recorrido un largo camino, pero décadas de abusos metódicos habían creado problemas de lenta y difícil solución. La propia campaña electoral había sido violentamente interrumpida por enfrentamientos entre blancos y negros. Milicias traficantes de terror, como el Movimiento de Resistencia Afrikaner, emplearon bombas y balas para apoyar una patria sólo de blancos.

Un nuevo comienzo en Sudáfrica

Para abrir las puertas al cambio tuvo que asumir un nuevo Gobierno. El presidente De Klerk, elegido en 1989, levantó la proscripción del CNA y otros grupos de la oposición. El 11 de febrero de 1990, Mandela quedó en libertad. De Klerk y Mandela dirigieron la transición del país a una democracia plena en circunstancias difíciles. Además de la resistencia al cambio de una parte de la minoría blanca, tuvieron que hacer frente a los puntos de vista divergentes de distintas facciones negras.

Momentos claves

Educación
Se educó en escuelas metodistas y en 1938 fue a la Universidad de Fort Hare, que era sólo para negros. Fue expulsado por organizar una huelga estudiantil.

Activista
1940 fue expulsado de la Universidad de Fort Hare, de mayoría negra, por participar en una huelga junto con Oliver Tambo, quien años más tarde sería presidente del Congreso Nacional Africano. Se muda a Johannesburgo.

Su lucha
En el año 1944, ayuda a fundar la Liga Juvenil del CNA con Tambo y con Walter Sisulu, a fin de impulsar la lucha por la igualdad racial. Se casa con Evelyn Mase, quien era prima de Sisulu.

Segregación
El 4 de junio de 1948, el Partido Nacional, dominado por afrikaners, es decir, gente de ascendencia holandesa, es elegido al poder y comienza a instaurar el régimen del apartheid, un sistema de segregación racial que regiría por los próximos 46 años.

Rebeldía
Para el año 1952, Mandela dirige la Campaña para el Desafío, exhortando a los negros a violar las leyes de segregación racial. Es declarado culpable bajo la Ley Contra el Comunismo, se le prohíbe asistir a reuniones o dejar la zona de Johannesburgo. Aprueba el examen para ser abogado y junto con Tambo, funda el primer bufete de abogados negros en el país.

Prisión
En 1964 cuando lo declararon culpable de traición a la patria y lo sentenciaron a cadena perpetua en la notoria cárcel de la isla Robben.

Fama mundial
Cuando cumplió 70 años, Mandela ya era el preso político más famoso del mundo. La ocasión fue conmemorada con un concierto de rock de 10 horas de duración en el estadio Wembley de Londres, transmitido a los cuatro rincones del planeta por televisión.

Libertad
El 11 de febrero de 1990, el reo número 46664 caminó libre de la cárcel tomado de la mano de su esposa Winnie.

Premio Nobel de la paz
Suspendió la lucha armada del ANC y trabajando en conjunto con De Klerk, pusieron fin al apartheid y obtuvieron el premio Nobel de la Paz, en 1993.

Elecciones
El 10 de mayo de 1994, Mandela es juramentado como el primer presidente de raza negra de Sudáfrica, luego que el CNA ganara las elecciones.

Memorable
Uno de sus momentos más memorables fue en 1995 cuando entró caminando al campo de rugby de Sudáfrica vistiendo la camiseta del equipo nacional, al que iba a felicitar por haber ganado la Copa Mundial.

Deja el poder
El 16 de junio de 1999, se retira después de un solo período presidencial, algo inusual entre los gobernantes africanos, pero continúa activo en campañas por la paz mundial.

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