Mejor prevenir que lamentar

A raíz de los anuncios simultáneos de los presidentes de EUA, Barack Obama y de Cuba, Raúl Castro, sobre la disposición de los gobiernos de ambos países de restablecer relaciones en los próximos seis meses y la flexibilización de una serie…

A raíz de los anuncios simultáneos de los presidentes de EUA, Barack Obama y de Cuba, Raúl Castro, sobre la disposición de los gobiernos de ambos países de restablecer relaciones en los próximos seis meses y la flexibilización de una serie de barreras económicas que acompañan al embargo de 54 años impuesto por EUA a Cuba, se ha iniciado en nuestro país un debate sobre las implicaciones económicas que la eliminación completa de las restricciones y el desmantelamiento eventual del embargo tendría para la economía dominicana.

Algunos sostienen que esto será positivo para nuestra economía, pues la llegada de más turistas a Cuba permitiría a República Dominicana beneficiarse de programas de oferta combinada que permitan a los turistas visitar los dos países en sus vacaciones. Detrás de esta argumentación subyace el criterio de que la oferta de este servicio en Cuba y República Dominicana cae dentro de la definición de bienes o servicios complementarios. Otros indican, incluyendo economistas del FMI, que el impacto podría ser negativo dada la alta dependencia que países como Bahamas, Jamaica, México y República Dominicana tienen del turismo norteamericano. El 40% de los turistas extranjeros que llegaron a nuestro país en los últimos diez meses provienen de EUA. Detrás de esta posición prevalece el supuesto de que la oferta turística de ambos países es sustitutiva, no complementaria.

No hay dudas de que el aislamiento de Cuba durante más de 5 décadas ha permitido a los países del Caribe beneficiarse de un influjo mayor de inversión extranjera que el que posiblemente habrían recibido si la llamada Perla de las Antillas no hubiese estado vedada como destino de inversión para las empresas norteamericanas. Hasta cierto punto, los demás países del Caribe hemos disfrutado de un prolongado sabático otorgado a un país que, sin lugar a dudas, pudo haber sido un formidable competidor en toda la región caribeña.

Todo parece indicar que este sabático, más temprano que tarde, terminará. Es cierto que el embargo terminará cuando el Congreso norteamericano lo decida, algo que posiblemente tendría que esperar las elecciones presidenciales del 8 de noviembre del 2016. Además, una vez el congreso norteamericano tome la decisión de terminar el embargo, es previsible que las empresas norteamericanas ponderen cuidadosamente el nivel de institucionalidad existente en Cuba antes de tomar la decisión de invertir en la más grande de las Antillas Mayores. Pero la Cuba que podía expropiar en los años sesenta con el apoyo soviético no es la misma que hoy observa a sus protectores de ayer y de hoy económicamente colapsados. Y eso lo saben las empresas norteamericanas que han presionado intensamente a la administración Obama para que restablezca relaciones con Cuba y que seguramente presionarán al Congreso norteamericano para que ponga fin al embargo.

Cuba, según las estadísticas oficiales, dispone de 54,647 habitaciones hoteleras, por debajo de las 68,496 nuestras. La tasa de ocupación hotelera en Cuba, sin embargo, es muy baja, apenas 55%, lo que revela un elevado porcentaje de subutilización que le permitiría acoger un incremento considerable de turistas sin necesidad de construir nuevos hoteles.

Se proyecta que Cuba terminará recibiendo en el 2014 casi 3 millones de turistas, generando ingresos cercanos a US$2,800 millones. Casi el 40% de los turistas que visitan Cuba proviene de Canadá, seguidos por los cubanos-norteamericanos que llegan en la decena de vuelos diarios procedentes de Miami y que actualmente representan casi el 18% de los turistas extranjeros que visitan Cuba. Recordemos que desde el 2009, la administración Obama ha venido flexibilizando el otorgamiento de permisos para que norteamericanos con familiares en Cuba pueden visitar la isla.

Cuando se analizan las ofertas dominicana y cubana en turismo, encontramos puntos de coincidencia en la oferta y otros de potencial complementariedad. Ambos países tienen playas de excelentes condiciones. El clima es muy similar. Sus capitales acogen a La Habana Vieja y a la Zona Colonial de Santo Domingo, ambas de gran atractivo para los visitantes. Lo mismo podría decirse de la Rumba, el Punto, el Danzón, el Son, el Merengue y la Bachata.

Existen áreas donde, por el momento, tenemos ventaja. Nuestra infraestructura aeroportuaria, portuaria y vial es más moderna y amplia que la existente en Cuba. La calidad y variedad de nuestra oferta hotelera es superior. Es cierto que una Cuba con libre acceso para el turista norteamericano puede tomar ventaja del efecto nostalgia del regreso a la Perla de las Antillas. Sin embargo, a Cuba le tomará una década construir y modernizar la infraestructura física que requiere la industria turística para presentar una oferta de calidad comparable a la dominicana.

Sacamos ventaja también en la calidez del servicio que nuestros recursos humanos prestan en los establecimientos turísticos, uno de los puntos que mejor hace sentir a los turistas que no visitan. En el caso de Cuba este no parece ser el caso. Algunos se atreven adelantar la hipótesis de que a mayor nivel de educación de la población, menos cómoda se siente esta última realizando lo que considera labores inferiores.

Al tener un gobierno fuerte, Cuba mantiene sistemas de seguridad mucho más estrictos que los que exhiben sus competidores turísticos en el Caribe (México, Bahamas, Jamaica y República Dominicana). La mayor parte de la población cubana está desarmada. Cuba exhibe los índices más bajos de criminalidad y delincuencia de la región. Este es un ingrediente en la oferta turística que eventualmente podría tener una incidencia no despreciable.

Apostar a la complementariedad de la oferta y sentarnos a esperar, no debería ser la estrategia a ser adoptada por el Gobierno dominicano y el sector privado con intereses en el sector turismo. Si economistas del FMI están utilizando los modelos de gravedad (“gravity trade models”) que se utilizan para estimar desviaciones del comercio ante cambios de políticas, para estimar el impacto que sobre el turismo que visita a las islas del Caribe tendría la eliminación del embargo que pesa sobre Cuba, es obvio que otorgan más ponderación a lo sustitutivo que a lo complementario de las ofertas.

Los estudios realizados proyectan que Cuba eventualmente podría estar recibiendo cerca de tres millones de turistas norteamericanos. Es cierto que un boom inicial de turistas norteamericanos hacia Cuba desplazará posiblemente una buena cantidad de turistas canadienses y europeos que visitan Cuba y que dada la restricción de ofertas de habitaciones hoteleras en ese país, estos tendrían que buscar otros destinos. Inicialmente podríamos perder participación en el mercado norteamericano pero podríamos ganar en el canadiense y europeo.

El problema surgiría a más largo plazo. Una vez la tasa de ocupación hotelera se dispare en Cuba con la afluencia de turistas norteamericanos -quizás antes si los inversionistas operan con expectativas racionales-, resulta previsible un boom de inversión extranjera en nuevos hoteles. La ganancia de participación transitoria que obtendríamos en el mercado canadiense y europeo podría comenzar a diluirse cuando estos turistas perciban que pueden regresar a una Cuba con mayor disponibilidad de habitaciones para ellos.

¿Qué debemos hacer? Prohibir el cruzarse de brazos. Identifiquemos todas, absolutamente todas, las barreras que afectan la competitividad de nuestra oferta turística. Y pongamos en ejecución un programa de reformas que permita preparar al sector para el inevitable final del sabático cubano. Algunos podrían decir que no hay que preocuparse demasiado pues a Cuba le tomaría por lo menos diez años estar lista. Eso mismo decíamos en el 2005 cuando entró en vigencia el DR-CAFTA. Y en la víspera del inicio del 2015, la prensa dominicana ha recogido todo tipo de lamentos, lágrimas y llantos. l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas