El ministro británico de Exteriores, William Hague, pidió este jueves que cualquier acuerdo para ceder el control de las armas químicas sirias a la comunidad internacional debe asegurar que el arsenal no cae en las «manos equivocadas».
En una comparecencia ante el Parlamento, el jefe del Foreign Office afirmó hoy que el Reino Unido «hará todos los esfuerzos posibles para negociar un acuerdo que, de manera creíble, fiable y rápida, coloque el armamento químico del régimen (de Bachar al Asad) bajo control internacional para su destrucción».
La intervención de Hague se produce al tiempo que se prevé que el secretario de Estado de EE. UU., John Kerry, aborde entre hoy y mañana en Ginebra el futuro inmediato de la crisis siria con el responsable de la política exterior de Rusia, Sergei Lavrov.
Ambos líderes estudiarán cómo poner las armas químicas que posee el régimen sirio bajo supervisión internacional, una propuesta planteada por Rusia para evitar una acción militar en Siria.
En su intervención ante la Cámara de los Comunes, Hague advirtió de que será necesario «tener confianza en que todas las armas químicas hayan sido identificadas y almacenadas de manera segura y de que no caigan en las manos equivocadas».
El titular de Exteriores alertó además de que para poner en práctica de forma adecuada la iniciativa rusa, que respaldó el régimen de Damasco, habrá «inmensas dificultades prácticas».
«Estos asuntos pueden ser superados con suficiente unidad internacional y buena voluntad y dando por hecho que se da un cambio completo en el enfoque por parte del régimen de Al Asad en cuanto a sus prácticas del pasado y sus engaños», dijo Hague.
El político conservador afirmó que el Reino Unido afrontará las negociaciones en el conflicto con «determinación» y que de prosperar supondría «un importante avance».
Según Hague, la decisión de EE. UU. de contemplar una acción militar en Siria y la creciente evidencia de que Al Asad es responsable del supuesto ataque químico contra civiles del pasado 21 de agosto en la periferia de Damasco ha contribuido a persuadir a Rusia a variar su postura hacia sus aliados de Oriente Medio.
