Mirando al Cibao

“Sólo le pido a Dios… que el dolor no me sea indiferente…”. El Cibao recibiendo más lluvias que las necesarias para la buena agricultura y la vida y estos excesos conllevan siempre, lamentablemente, pérdida, pesar, dolor. Desde esta capital&#82

“Sólo le pido a Dios… que el dolor no me sea indiferente…”. El Cibao recibiendo más lluvias que las necesarias para la buena agricultura y la vida y estos excesos conllevan siempre, lamentablemente, pérdida, pesar, dolor. Desde esta capital cosmopolita e intensa, privilegiada en esta coyuntura con aislados chubascos benditos, nos toca identificarnos diligentemente con la gente del norte afectada o en riesgo de daño por este periodo de precipitaciones intensificadas, que continuará. El Gobierno está en lo suyo al declarar ocho provincias en emergencia y centrarse en la protección de esos pueblos, pero los esfuerzos siempre serán cortos ante las agravadas necesidades. Roguemos a Dios porque no haya más víctimas y que se vuelque la solidaridad nacional hacia nuestro Cibao. 

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