El muro fronterizo

Vinicio Castillo Semán, diputado de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), ha impactado con su primer lanzamiento desde su curul en la Cámara Baja.

Vinicio Castillo Semán, diputado de la Fuerza Nacional Progresista (FNP), ha impactado con su primer lanzamiento desde su curul en la Cámara Baja. Presentó un proyecto de resolución mediante el cual se declararía de interés nacional la construcción de un muro en la frontera con Haití y la reconstrucción de la carretera Internacional.

No hay que decir que Castillo Semán es un coherente defensor de la República que ha advertido sistemáticamente sobre las implicaciones de la inmigración masiva y hace el planteamiento convencido de que constituye un mecanismo de control para detenerla.

Sin embargo, la realidad es que un muro de cualquier naturaleza, no va a impedir que más haitianos penetren a territorio dominicano irregularmente. Desde el punto material, la propuesta es un imposible porque desconoce la realidad que se vive en ese territorio difuso a ambos lados de la línea divisoria, donde haitianos y dominicanos comparten sus miserias.

Hay unas relaciones cotidianas entre los pobladores fronterizos que forman parte de sus vidas, como los trabajadores agrícolas y pequeños comerciantes que entran en un régimen especial previsto en el artículo 36, acápite 6 de la ley de Migración 284-05, que refleja una realidad que no puede ser quebrada por un muro. Pero además, materialmente, es imposible construir un muro que atreviese aguadas, como lagos, ríos y accidentes propios de una región tan accidentada.

Pero además, un muro no serviría para nada respecto a las motivaciones ciertas que tiene Castillo Semán. Los haitianos seguirían tratando de saltarlo y lo harán cada vez que sea necesario, por una ley elemental de la economía. Los movimientos migratorios se orientan hacia donde la supervivencia y la economía pueden resultar viables.

Pero el muro es inviable porque no resolvería el proceso de despoblación en diferentes puntos de la frontera, como en Mencía y la Altagracia, en Pedernales, o en la región central, entre Elías Piña y Santiago Rodríguez, por citar algunos casos.

La migración no se detiene con un muro imposible. Es con inversiones que ofrezcan oportunidades a ambos lados de la frontera. El tema obliga a un segundo comentario.

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