La iniciativa de un legislador con el propósito de que los restos del ex presidente Francisco Alberto Caamaño Deñó sean llevados al Panteón Nacional, ha desatado un interesante debate sobre los hechos que rodearon su caída y muerte en febrero de 1973.
En principio parecía establecerse un consenso sobre el traslado, pero surgieron opiniones tan variadas, como una que sugería que la idea era puramente demagógica para distraer la atención de los principales problemas del país.
Posteriormente, hubo un cuestionamiento a la autenticidad de los restos del héroe de Nizaíto. Y se planteó que fuesen sometidos a una prueba o análisis que se conoce como ADN.
Siempre las mejores causas nacionales están rodeadas de desacuerdos y pasiones. Unas fundadas en las mejores intenciones y otras nunca se sabe originadas en qué.
Sobre el traslado de los restos al Panteón o el registro de una tarja que recoja la dignidad y la historia del hombre que encabezó un movimiento armado para restaurar la constitucionalidad en el país, único en América, y posteriormente, símbolo y líder de la resistencia al más poderoso ejército imperial del mundo, probablemente no haya ninguna oposición.
Desde esa perspectiva ya perdería sentido el debate, pero el desarrollo del mismo plantea un escenario nuevo, que podría servir para esclarecer con propiedad cómo transcurrieron las últimas horas del coronel Caamaño Deñó, que según testimonios, fue brutalmente asesinado, después que fue capturado herido.
La Nación necesita saber lo que realmente ocurrió, cómo se produjeron los hechos. De dónde provino la orden de asesinarlo, quiénes fueron los ejecutores de aquella disposición.
Si fue iniciativa única de la jerarquía militar que comandaba la tropa o si fue un mandato del mismo comandante en jefe, el presidente de la República de la época.
La mayoría de los hombres que participaron en esas acciones están vivos y activos. Los familiares de Caamaño Deñó están reclamando justicia.
La Nación pide que se esclarezcan los hechos. ¿Por qué el procurador general de la República no ordena una investigación profunda sobre ese acontecimiento? La Nación espera… l
