Natalia, la otra voz

Con un nuevo disco en el mercado, el primero en solitario tras su salida de La Quinta Estación, Natalia regresó a República Dominicana con el beneplácito de una fanaticada que cree en ella más que en otras cosas. Eso fue a casa llena en el Jaragua, l

Con un nuevo disco en el mercado, el primero en solitario tras su salida de La Quinta Estación, Natalia regresó a República Dominicana con el beneplácito de una fanaticada que cree en ella más que en otras cosas. Eso fue a casa llena en el Jaragua, la noche del pasado viernes.

Vestida de negro con una pieza transparente que dejaba al descubierto su sensualidad característica, esa que Natalia en el escenario sabe combinar con su ecuanimidad y buen sentido del humor, la artista no se vino a cuento y empezó a degranar un cancionero que tanto rendía culto al romanticismo y las baladas suaves, como esas piezas movidas que levantaban a la gente de sus asientos.

Todo empezó suavecito, con canciones como “Por ser tu mujer” y “Enciérrame”, incluidas en su disco más reciente. Moviéndose en el escenario como si estuviera en casa, con la confianza que se gana una intérprete de su estirpe, fue metiéndole ganas, sobre todo, a esos éxitos conseguidos con La Quinta Estación, esos temas que pusieron la noche en su punto, de ambos lados.

Y si su carrera está en un nivel que puede ir incrementando su posicionamiento, es cuando Natalia aprovecha para coquetear con el mercado anglosajón, gracias a dos canciones en inglés, de las cuales sólo interpretó una probadita de “I Like It”, quizás una nota no tan notable como las que ha podido conseguir con temas, como “Recuérdame”.

Esta última es una composición propia, como la mayoría de sus  éxitos (Natalia con la prensa deja entrever que se sentiría más cómoda si se le reconociera su trabajo como autor), que escribió en un autobús camino a un concierto en España y terminó grabando con Marc Anthony, el artista que buscó en el último rincón hasta conseguirlo.

Con “Recuérdame”, honró sus buenos registros, su buena pluma, su excelente capacidad interpretativa. Quizás por ello, los artistas latinos más prestigiosos empiezan a marcar sus números, invitándola para grabar una que otra canción.

Tres bombazos musicales dieron señas de que el concierto llegaba a su final. Primero vino “El sol no regresa”, seguida por “Me muero” y, con “Que te quería” llegó lo inevitable: la partida, porque para volver hay que marcharse. Y Natalia Jiménez se marchó, dejando muy claro entre muchos que sí, que a Frank Sinatra se le llamó La Voz, pero que ella hoy es la otra voz.

Chica divertida

Natalia Jiménez se sabe con talento, mas no presume de ello. Y en escena se mueve con soltura, con gracia y hasta interactúa con aquellos sentados más cerca del escenario. Es tan locuaz como el que más, dentro y fuera de tarima, echando manos al recurso de introducir cada una de las 17 canciones del repertorio de su nueva gira. Es una manera de acercarse a la gente, de contarle cómo surgieron muchos de sus éxitos, y de otras historias que empiezan a abrirle camino en otros mercados extranjeros, como el inglés.

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