En el nivel internacional

A mediados de los años 90, un mozalbete nativo de Tamayo se presentó a los entrenamientos de la selección juvenil de voleibol…

A mediados de los años 90, un mozalbete nativo de Tamayo se presentó a los entrenamientos de la selección juvenil de voleibol (aún era categoría infantil), pero llegado el momento fue desterrado por el entrenador de ese equipo nacional en ese instante. “Búscate otro deporte”. La persistencia de triunfar en el deporte que ama, le sirvió para tumbar aquella vana teoría, al punto de que hoy en día Elvis Contreras (Peco) es un refuerzo de categoría internacional con presencia en las mejores ligas del mundo.

Contreras ha hecho vida en tres países de América, pero esencialmente en cuatro naciones de Europa, circuito en el que ya se ha establecido.

Alemania, Italia, España y próximamente Polonia son los países europeos en los que Contreras ha mostrado su nivel, además de Argentina, Brasil y Puerto Rico. Llegar hasta esos tabloncillos vino por inspiración propia. “Yo me lo propuse”, señala Contreras.

El escenario internacional lo abrió otro gran jugador, para algunos el mejor que ha tenido el país y fue Héctor Romero, inmortal del Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano y compueblano de Contreras, quien luego, años después, le siguió los pasos.

Contreras compite desde 2002 a nivel internacional y el esfuerzo ha facturado de forma positiva. De hecho su trabajo es el voleibol. Su experiencia ya le permite categorizar las diferentes ligas.

“La de Rusia es una liga muy competitiva; Italia fue una de las mejores hasta 2007”, analiza Contreras. “Según he escuchado, Polonia es una de las de mayor nivel”.

Refuerzos de RD en el extranjero

Además de Elvis, apodado Peco, José Cáceres es otro jugador con nivel internacional. Hasta el momento son los dos más estables con categoría de refuerzo. Robin Batista se encuentra en Alemania, Wilfredo Sánchez (El Lápiz) está en Francia, Pedro Luis García (El Zurdo) se encuentra en Suiza y Francisco Abreu en Bélgica.

Otros que han probado el nivel internacional son Eury Almonte, en España, lo mismo que Eduardo Concepción y Felipe Henríquez.

Como dice la máxima, lo recoge igualmente Peco. “Lo importante no es llegar, sino mantenerse”, dice. “Se trata de otra cultura”, resalta el atleta y “hay cosas que las debes respetar, si te dejas llevar, te puedes perder. No se puede ser haragán”.

Metas personales

Cuando llegó a la capital, Contreras se dispuso no sólo quedarse en la liga distrital, en ese entonces de gran calidad. Su mente estaba en el extranjero. “Tenía mis metas, pero no era sólo jugar en el país”, dice. “Cuando jugaba aquí mi objetivo era jugar a nivel internacional y ser uno de los mejores atacantes del mundo”. Su condición de refuerzo, ahí lo sitúa.

Contreras y Cáceres con puntos en común

Contreras y Cáceres coinciden en que el sacrificio dentro y fuera de la cancha es necesario para mantenerse en diferentes ligas. “Te anotan todo”, apunta Contreras y pone de ejemplo que se fijan en la manera de cómo entrena el jugador, su reacción a distintas situaciones en la cancha. Si hay diferencias se tratarán de arreglar, pero si fallas “te vas”, advierte.

José Cáceres, hijo de un exjugador que lleva su propio nombre, quiso seguir los caminos de su padre, pero ir más allá. “Me propuse ser un jugador internacional. Tuve la motivación, a parte de querer ser mejor jugador que mi papá, la enseñanza de mi profesor Jaime Fernández Barros en el Arona Tenerife en España”, dice Cáceres. “Él me puso a cambiar de posición, pues era jugador central, me  buscó la mejoría y me dio la pauta para ser jugador internacional. No le quito méritos a los entrenadores de aquí, pero allá fue donde tuve las pautas principales de ese entrenador y luego dedicarme a mi trabajo”.

La presencia de ambos jugadores en tantos países los ha llevado a aprender varios idiomas. “He aprendido francés e italiano y algunas palabras de otros idiomas”, dice Cáceres. “Puedo hablar el italiano, el portugués, el inglés y el alemán para sobrevivir”, agrega Contreras. Para mantenerse en ese nivel, es preciso una pasión por el trabajo, según plantea Cáceres. “Requiere mucho sacrificio, familiar, personal, todo. Mucho trabajo y dedicación, es un cambio de cultura, comida, implica todo. Además mucho tiempo en solitario”, dice Cáceres. Aun hay más. “A parte de las condiciones se necesita de mucha concentración, buscar la mejoría siempre en los distintos aspectos del juego”. Esa es la idea para ambos jugadores que viven del voleibol.

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