Si el inventor del automóvil hubiera cedido al rechazo y augurios funestos que su creación generó, o a las limitaciones de la infraestructura de la época, hoy no existirían los carros, dice la obra “Mitos de la innovación”.

Es un mito, plantea, creer que todo el mundo ama las nuevas ideas; la historia testifica ampliamente que toda gran idea tiene la estampa del rechazo en su cara.

A más grande el potencial de una idea, más difícil encontrar a alguien capaz de apoyarla, es la triste paradoja. Así, los innovadores son exhortados a prepararse contra las críticas, teniendo siempre en cuenta que será difícil convencer a la gente de ver una idea de la misma forma en que su creador la ve.

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