Opret no quiere crear expectativas con las rutas alimentadoras

La puesta en marcha de las líneas uno y dos del Metro de Santo Domingo generó un alivio para los usuarios del transporte público, que por años se han quejado del caos que impera en las principales vías de la ciudad y del costoso servicio.

La puesta en marcha de las líneas uno y dos del Metro de Santo Domingo generó un alivio para los usuarios del transporte público, que por años se han quejado del caos que impera en las principales vías de la ciudad y del costoso servicio.El moderno sistema de transporte incluye unas 85 unidades de guaguas que serían ubicadas en lugares estratégicos para que sirvan como rutas alimentadoras, pero a pesar del tiempo que tiene el Metro funcionando (2009) no ha sido puesto en ejecución y tampoco figura dentro de los planes inmediatos de la Oficina para el Reordenamiento del Transporte (Opret).

Leonel Carrasco, subdirector de la entidad, hizo el planteamiento al ser entrevistado en su despacho por elCaribe. No obstante, dejó claro que el proyecto está en agenda.

“Nosotros lo hemos postergado y no lo tenemos en programa por ahora. No es que lo hemos obviado, pero es un proyecto que no es así tan rápido, ni como quieren los transportistas; es un sistema que hay que hacer diseños de muchas cosas”, acotó.

Carrasco aseguró que llegará el momento en que el organismo ofrecerá las explicaciones sobre las rutas alimentadoras, pero que no quieren crear expectativas sobre el tema.

Sobre la demanda de varios transportistas de ser incluidos en el proyecto, señaló que hasta el momento la Opret no ha prometido nada ni ha puesto fecha.

Las unidades, que se encuentran en el parqueo de la Marina de Guerra desde mayo de 2012, han despertado el interés y temor de varios gremios choferiles que incluso han realizado manifestaciones en reclamo de ser tomados en cuenta.

Gremios, como la Federación Nacional de Mujeres Transportistas y varias centrales sindicales, han advertido que no se dejarán quitar los derechos adquiridos en más de 20 años de servicio.

Los transportistas, que por años han manejado de manera exclusiva el  sector, alegan que si son excluidos de la administración de estas rutas, miles de personas podrían perder sus empleos y quedarse sin sustento.

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