Los acontecimientos alrededor del puntilloso proyecto de regulación de salarios públicos anticipan dificultades para el “Pacto Fiscal” que contempla Danilo Medina.
La sociedad no se acogerá a sacrificios cuando la clase política siempre antepone sus ventajas particulares al bienestar general. Ese proyecto ha desnudado a legisladores y más gente pública que no cree en eso de que al Estado se va a servir. Estamos clasificados como el país que más despilfarra los recursos públicos. Las crisis española y griega son un espejo para mirarnos.
Para consensuar la reforma fiscal que nos evite el camino del despeñadero, los políticos ceder, desprenderse de algunos beneficios colaterales al poder, propios de países institucionalmente débiles como el nuestro. l
