Paja en mi ojo

No son solamente los políticos,  es cosa de todas las personas. Mientras nos encanta hablar de nuestras creídas fortalezas y de problemas causados por los otros, no nos conducimos tan entusiastas si se trata de nuestros propios errores, defectos…

No son solamente los políticos,  es cosa de todas las personas. Mientras nos encanta hablar de nuestras creídas fortalezas y de problemas causados por los otros, no nos conducimos tan entusiastas si se trata de nuestros propios errores, defectos o debilidades. La natural propensión de cada uno es ignorar sus fallas e insistir en las que imputamos a los demás, dedo acusador siempre activo. Si nos dedicamos más a admitir nuestras propias debilidades antes que las ajenas, nos sinceramos con nuestro ser y aprendemos a juzgar menos, al hacer consciencia de que tampoco somos “perfectos”. Con mayor consciencia de nuestras fallas, comprendemos mejor las ajenas y contribuimos a elevar la calidad de la interacción, personal, familiar, laboral, comunitaria. 

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