Un nuevo año, nos proponemos cambiar. Pero sea rebajar o dejar de fumar, se hace difícil, debido a actividades cerebrales de la dopamina.

Hay una teoría sobre la recompensa, que en la niñez es elemento formativo omnipresente (al niño se le premia para estimular conductas positivas) para ayudarnos.

Si se dificulta dejar de comer nuestro dulce favorito, es por la memoria cerebral de satisfacción al saborearlo.

Para estimular el cambio, afianzar otro patrón de gratificación: No comí el dulce indebido, me premio obsequiándome algo a mi gusto. El recurso no es absoluto.

El cerebro adulto carece de la plasticidad del infantil, remodelarlo exigirá más estrategia que la recompensa: atención, constancia y manejo del estrés desatado por el cambio.

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