Mañana martes 16, coincidiendo con la celebración patria del Día de la Restauración, celebración del Grito de Capotillo, cuando 14 revolucionarios proclamaron el inicio de la reconquista de la independencia, perdida tras la anexión a España como “Provincia Ultramarina”. Pomposo título para significar la subyugación como colonia española. Es toma de posesión de un nuevo gobierno, al tenor de la Constitución vigente, aunque el presidente y la vicepresidente son los mismos del gobierno que recién termina. Es tiempo de estrenar síndicos, funcionarios edilicios y de nuevos senadores y diputados, compartiendo con los reelectos. Es día de asumir por 4 años, como reza la Carta Magna, el solemne compromiso de administrar el gobierno nacional, los respectivos gobiernos municipales y las labores que corresponden al Congreso Nacional. Es tiempo de expectativas y rendición de cuentas, esencialmente frente a un pueblo que valoriza las acciones mayores, realizadas por quien ha recibido el respaldo de la abrumadora mayoría del pueblo votante. Hay que destacar que Danilo Medina ha cumplido fielmente con el Programa de Gobierno que elaboró como plataforma ofrecida a la ciudadanía en las elecciones del 2012. Cubriendo temas básicos de las necesidades de la sociedad dominicana de entonces: educación, salud, equidad social y promoción humana, relaciones exteriores; aumento del empleo, el turismo como motor de la economía; estabilidad económica, infraestructura y, más que nada, esfuerzos mayores para resolver problemas, necesidades y reclamos de larga data. El presidente Medina y su equipo de gobierno, ha sentado bases en aspectos medulares de las necesidades de nuestro pueblo, más allá de los contenidos en ese mencionado Programa. El balance, al margen de los desvíos y retrasos, es altamente positivo y auspicioso para el porvenir nacional.
Durante los pasados 4 años hemos enfrentado como nación, la más cruenta campaña de Haití y sus cómplices internacionales, para viabilizar planes sobre un problema que no es nuestro y que tiene responsables históricos que esconden el bulto: Francia, Estados Unidos, Reino Unido y otros, que crearon, propiciaron y han sostenido las perversas condiciones del país más insalubre y retrasado de América. Lo migratorio con relación a los vecinos del oeste, ha obligado al Gobierno dominicano a enfrentar la campaña de presiones conjuntas ejercidas sobre él. El tiempo, las energías y los recursos han actuado en desmedro de un gobierno empeñado en revertir las inequidades sociales que caracterizan a nuestra sociedad, intentando devolver la confianza perdida y consolidando un Estado de derechos, aún contra los lastres de nuestra propia cultura. A diferencia de lo que pregona la extraviada “oposición”, la realidad provoca que Danilo Medina y su gobierno gocen de un amplio reconocimiento ciudadano, en plena mitad de sus dos gobiernos consecutivos.
