Un Partido o un político puede sin querer recibir apoyo político y financiero de narcotraficantes o de otros tipos de criminales sin saberlo.
Eso es entendible. Sin embargo, la realidad muestra que las entidades políticas están en el deber de supervisar y depurar con quiénes se estén juntando. No deben alegremente aceptar el apoyo de todo lo que les llegue.
Si lo hacen se exponen a graves riesgos y luego tendrán que hablar en chino para explicar sus vínculos con bandidos.
Los partidos o sus candidatos deberían tener una especie de secretaría que se encargue de que haya transparencia en todo lo que tenga que ver con finanzas y de apoyo externo. ¿Verdad?