Patria

La fiesta de la Restauración acicatea el sentimiento escondido en un trocito del cuento El Horla, del narrador francés Guy de Maupassant – favorito de antiguos compañeros uasdianos-:“Esas raíces profundas y delicadas que atan un…

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… “bella y hermosa cual la esperanza, lozana y joven, así eres tú… Tus bellos campos que el sol inunda, tus altas cumbres de enhiesta sien, de tus torrentes la voz profunda, la palpitante savia fecunda con que la vida bulle en tu ser, todo…

La fiesta de la Restauración acicatea el sentimiento escondido en un trocito del cuento El Horla, del narrador francés Guy de Maupassant – favorito de antiguos compañeros uasdianos-:

“Esas raíces profundas y delicadas que atan un hombre a la tierra en la que nacieron y murieron sus antepasados, que lo atan a lo que se piensa y a lo que se come, a las costumbres y a los alimentos, a las locuciones locales, a las entonaciones de los campesinos, a los olores del suelo, de los pueblos y del aire mismo”.

Sí, a un “tórrido y pateado” país en el mundo, República Dominicana es la Patria, suficiente para amarla y respetarla, orgullosamente.

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… “bella y hermosa cual la esperanza, lozana y joven, así eres tú… Tus bellos campos que el sol inunda, tus altas cumbres de enhiesta sien, de tus torrentes la voz profunda, la palpitante savia fecunda con que la vida bulle en tu ser, todo seduce, todo arrebata, todo, en conjunto fascinador, en armoniosa corriente grata, hace en tu suelo la dicha innata y abre horizontes a la ilusión… Naturaleza te dio al crearte belleza, genio, fuerza y valor; y es mi delirio con fe cantarte y entre lo grande siempre buscarte con el empeño del corazón…”. De “El cantar de mis cantares”, poesía de Salomé Ureña. Hoy de la patria, reluzcan solo las virtudes.

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“No amamos nuestra tierra por grande y poderosa, por débil y pequeña, por sus nieves y noches blancas o su diluvio solar. La amamos simplemente porque es nuestra. En su territorio hay una región que es la región de nuestra infancia. Y en tal región, una ciudad o un pueblecillo.

En el pueblecillo, una casa. En la casa, cuatro paredes viejas y manchadas, con muebles rústicos hechos por el carpintero de la familia, con árboles que nos dolió verlos abatir.

En medio de la casa, una fuente de la cual nunca dejaremos de escuchar el canto”. Del escritor guatemalteco Luis Cardoza y Aragón, lírica justa para celebrar la dominicanidad, vívida, ferviente y que duele también.  ¡Viva la Patria! l

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