La fiesta de la Restauración acicatea el sentimiento escondido en un trocito del cuento El Horla, del narrador francés Guy de Maupassant – favorito de antiguos compañeros uasdianos-:
“Esas raíces profundas y delicadas que atan un hombre a la tierra en la que nacieron y murieron sus antepasados, que lo atan a lo que se piensa y a lo que se come, a las costumbres y a los alimentos, a las locuciones locales, a las entonaciones de los campesinos, a los olores del suelo, de los pueblos y del aire mismo”.
Sí, a un “tórrido y pateado” país en el mundo, República Dominicana es la Patria, suficiente para amarla y respetarla, orgullosamente.