¿Politizar la corrupción?

Desde hace algunos años se politiza la lucha contra la corrupción. Llama la atención que desde la sociedad civil, financiada por la USAID, agencia norteamericana, se originan las principales embestidas.¿Por qué se politiza la lucha…

Desde hace algunos años se politiza la lucha contra la corrupción. Llama la atención que desde la sociedad civil, financiada por la USAID, agencia norteamericana, se originan las principales embestidas.

¿Por qué se politiza la lucha contra la corrupción? ¿Por qué si es un tema de Estado que le concierne a toda la sociedad, se sectariza? ¿Acaso no luce necesario que se recabe el apoyo del conjunto social para lograr el predominio de los valores y normas?

Es obvio que la persecución contra la corrupción se ha llevado al debate político para provocar ruidos y sustituciones de organizaciones políticas en el poder.
La corrupción, al ser un tema judicial, no se decide en los procesos electorales, sino (más sencillo) en los tribunales.

Sucede, como ha ocurrido en este país, que el Procurador General de la República someta un expediente con tanta deficiencia que ningún juez o cuerpo de jueces pueda conocer, sin violentar el debido proceso.

Eso sucedió recientemente con el sometimiento a Félix Bautista, que había sido previamente conocido judicialmente por lo que reintroducirlo obligaba a los jueces a un no ha lugar. Situación muy penosa porque los jueces de carrera y de calidad conocida, fueron expuestos a este debate ruidoso más político que judicial.

Incurrir en esa torpeza era, además, crear el pábulo a ser generalizado de que los jueces y las altas cortes obedecían al PLD. Se situaba a Félix Bautista como el peledeísta, pero deliberadamente olvidaban que el procurador, Dr. Domínguez Brito, también es del Comité Central del PLD.

Ambos, en su momento, deberán explicar sus conductas: Félix Bautista, el origen de su fortuna, y el Dr. Domínguez Brito, las razones de su torpeza jurídica, si es que seguirán siendo dirigentes del partido.

La transparencia y honestidad puede que frecuentemente no tenga un posicionamiento electoral importante, pero debemos entender, como lo enuncia aquel adagio jurídico, que: “el fraude todo lo corrompe”.

Al PLD se le ha presentado una valiosa oportunidad de encabezar el proceso de hacer predominantes las normas y valores por la transparencia y la honestidad, lo cual es uno de sus paradigmas fundacionales. El Comité Político deberá encabezar ese proceso pasado los comicios, atendiendo que es un ordenamiento social, no un debate político.

No son los norteamericanos ni organizaciones financiadas por USAID, las que nos darán lecciones morales. EE. UU es el principal mercado mundial de droga. Se estima que ingresa un poco más del 57% de la droga que se produce mundialmente, y ésta equivale a un poco más de 800 mil millones de dólares anual.

¿Cómo es posible que ingresen a su territorio furgones con toneladas de drogas sin ser descubiertas? ¿Cómo explicar, en cambio, que a todo el que ingresa a ese país se le despoje de prendas de vestir (zapatos, correas, carteras, celulares) para registrarlo en prevención del terrorismo, y si descubren responsables se les condene a muerte o a cadena perpetua, y no haya rigor contra quienes llevan toneladas de droga?

La posición norteamericana contra la corrupción no es auténtica, si lo fuera contribuyera a su solución. Más bien politiza la lucha contra ella y hace ruidos mediáticos para desestabilizar gobiernos desafectos. En ese juego no puede participar el PLD. La corrupción se combate con un debido proceso en los tribunales.

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