RD, Palestina, en el concierto de la ONU

La República Dominicana, un pequeño país del Caribe, se ha puesto los pantalones largos para ser oída en el seno de las Naciones Unidas, con la iniciativa del presidente Leonel Fernández para que se impongan límites a la especulación financiera con

La República Dominicana, un pequeño país del Caribe, se ha puesto los pantalones largos para ser oída en el seno de las Naciones Unidas, con la iniciativa del presidente Leonel Fernández para que se impongan límites a la especulación financiera con los alimentos y el petróleo, pero también ha levantado bandera para reiterar su respaldo a los reclamos de soberanía de Palestina, al margen de Estados Unidos, aliado a toda costa de Israel.

Esta postura se aleja bastante de aquella política excesivamente sumisa que condujo al país a enviar tropas a Irak. Una guerra del exclusivo interés de la administración del presidente George W. Bush.

El gobierno no sólo ha respaldado el reclamo de admisión de Palestina en el concierto de naciones, sino que ha dado un paso más, al invitar al país al presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbás.

República Dominicana no hace nada extraordinario que no sea abogar por la paz y la convivencia internacional.  La admisión de Palestina en la ONU se constituiría en una declaración de soberanía que presionaría la solución del interminable conflicto en tierra santa, fuente de derramamiento de sangre desde 1948.

El mundo, que ha vivido esa pesadilla, pudo observar el viernes la voluntad y la determinación de los árabes de Palestina a convivir en paz con Israel.

El presidente Abbás fue conciliador: “Nos adherimos a la renuncia de la violencia y al rechazo del terrorismo, especialmente del terrorismo de Estado… Nuestros esfuerzos no van destinados a aislar a Israel ni a deslegitimarlo, sino a ganar la legitimidad para el pueblo palestino…”

Aunque la administración de Benjamín Netanyahu rechaza la soberanía de Palestina en las fronteras de 1967, Cisjordania, Gaza y el Este de Jerusalén y Ciudad Santa como capital, sin embargo, habló en la ONU desde una perspectiva moderada, dispuesto a negociar “una paz justa y duradera”.

Esa disposición debe estimular a Estados Unidos a cambiar de actitud, y llevar a la realidad la declaración de Obama de que es entre palestinos e israelíes que debe encontrarse la paz. Una resolución de apoyo a Palestina en la ONU no daña ese propósito.

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