Recuperar la política

Los actuales, son momentos de profundo desencanto con la política. Existe una total desconfianza en que desde el ámbito de lo público se puedan resolver los problemas fundamentales de nuestra sociedad.

Los actuales, son momentos de profundo desencanto con la política. Existe una total desconfianza en que desde el ámbito de lo público se puedan resolver los problemas fundamentales de nuestra sociedad.Por esta razón se buscan, cada vez con más frecuencia, respuestas individuales a los problemas sociales que tiene el país. Los ciudadanos y ciudadanas creen cada vez menos en la política y en aquellos que la ejercen.

Actualmente, como señala el sociólogo español Manuel Castells, “la sociedad no se reconoce en sus representantes políticos”. Esto resta legitimidad al sistema político, con el agravante, de que sin legitimidad no se pueden hacer las principales transformaciones sociales que necesita la República Dominicana. Es desde la política, sus instituciones y actores, que se llevan a cabo los cambios fundamentales que se requieren para el bienestar de una sociedad.

Tenemos el reto de recuperar la política y dotarla de sentido. Para ello, es necesario una clara comprensión de las razones que explican la pérdida de credibilidad en lo público y procurar su transformación.

El primer paso es revertir la crisis de legitimidad del sistema político dominicano, reduciendo la influencia determinante del dinero en la competencia electoral, así como la exclusión de la participación política, de importantes sectores de la vida nacional, como las mujeres, las personas con discapacidad o los dominicanos y dominicanas descendientes de inmigrantes. Se requiere de reglas de juego claras, que garanticen la equidad y la inclusión en el sistema político.

La renovación de la política supone llevar a cabo las reformas necesarias para superar la crisis de representatividad de los partidos políticos. Crisis que viene dada por la renuncia de estos a desempeñar las diversas funciones que les son propias y concentrarse exclusivamente en el proselitismo electoral.

A esto se suman los problemas de democracia interna, transparencia e institucionalidad que caracteriza a los partidos. Se requiere de un cambio en las prácticas y actitudes de los dirigentes y militantes políticos, así como de la firme voluntad para aprobar y poner en ejecución una ley de partidos políticos.

Por último, no se puede generar confianza, mientras persista la histórica incapacidad del Estado para atender las necesidades fundamentales de los dominicanos. Es necesario enfrentar con firmeza la corrupción y el clientelismo en la Administración pública.

Al mismo tiempo, se requiere de un Estado en capacidad de definir y poner en práctica políticas sociales universales e inclusivas. En definitiva, recuperar la política desde una perspectiva ética, significa recuperar el bienestar de la gente.

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