Reflexiones tras sospechosos incendios

Aprovechando la condición de sequía que sufre el territorio nacional en su totalidad, desaprensivos han provocado incendios en áreas de sensibilidad extrema, en cuanto a la producción de agua y sostenimiento de los ecosistemas. Las…

Aprovechando la condición de sequía que sufre el territorio nacional en su totalidad, desaprensivos han provocado incendios en áreas de sensibilidad extrema, en cuanto a la producción de agua y sostenimiento de los ecosistemas.

Las causas y razones o qué intereses y personas están tras esas manos criminales, está por determinarse y corresponde a los investigadores dar claridad a hechos abiertamente delictivos, contra toda la nación y sus habitantes actuales y futuros. Persiste la idea de “fuegos espontáneos” y tras esas supuestas condiciones se han escondido “pegadores de fuego”, por lo general conocidos dentro de sus comunidades.

En otros casos son consecuencia del descuido o del afán de “limpiar” áreas para someterlas a la explotación nómada o para transformar áreas boscosas en “terrenos productivos” y esto ha sido la constante de los últimos 50 años; otros, tras la conversión en áreas de pastoreo o de zonas para hacer cabañas o en otros casos, para aprovechar la madera que las llamas no consumen.

Se dice que en el reciente fuego de Constanza, que afectó a miles en el momento y afectará a millones en el futuro, aun en su apogeo, ya había “sinfines” movilizados. La Fundación Moscoso Puello, que trabaja en Valle Nuevo, ha denunciado insistentemente la necesidad de un papel más activo y responsable: “la debilidad de los esfuerzos de vigilancia y protección que no han sido capaces de contener la agricultura expansiva, ilegal e insostenible…”

Como muchos ciudadanos, percibo que Medio Ambiente es una entelequia que le queda pequeña al creciente problema de la pérdida de área boscosa. Las acciones que se precisan en esta situación de crisis, andan muy distantes de lo que se realiza como esfuerzo oficial y en esto nos jugamos el futuro del agua.

El afán por minimizar la dramática situación del reciente fuego de Constanza, daba a entender que con partes de prensa puede extinguirse un incendio de esa magnitud.

Restituir la confianza, conlleva más que buenas intenciones. La pujanza en destruir áreas boscosas por la avidez por tierras del Estado; la presencia de nacionales haitianos explotados por criollos en varios puntos del país; la quema de bosques para hacer carbón; la mal pagada , poco apoyo  y escasa vigilancia de guardabosques; el interés de usurpar parques nacionales; la permisividad oficial que hace posible un proyecto de aguacates para exportación en plena sierra de Bahoruco y su parque nacional, de cuantiosa inversión y perversa explotación de migrantes haitianos; la complicidad de oficiales a los que el Estado paga para cuidar y “venden” su conveniente y acomodada ceguera; factores que sumados dan una degradación irreversible de tierras con vocación a la “producción” de agua. Nos convertimos a pasos agigantados en un país sediento y de escasa área boscosa, como consecuencias de la falta de previsión endémica y la dañina permisividad que nos adorna. l

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