La revolución educativa

Hemos recorrido muchas partes del territorio dominicano. No vamos a decir: -sin exageración… sino afirmar que donde quiera que hemos ido en las últimas cuatro semanas, hemos descubierto que están construyendo aulas escolares, escuelas. Es impresionan

Hemos recorrido muchas partes del territorio dominicano. No vamos a decir: -sin exageración… sino afirmar que donde quiera que hemos ido en las últimas cuatro semanas, hemos descubierto que están construyendo aulas escolares, escuelas. Es impresionante. Vas a un batey, una obra de ese género se levanta. Vas a una sección, a un distrito municipal, a un municipio, varias escuelas se están haciendo.

El presidente Danilo Medina inaugura todos los días varias escuelas, con comedores, bibliotecas, instalaciones o facilidades deportivas, donde menos uno se lo imagina, y hasta se pregunta: ¿Hay suficiente población escolar allí? ¡Claro que sí! Antes, obligábamos a esos muchachos a caminar, a pie, sí, así, caminar a pie, a veces más de una decena de kilómetros, para estar en contacto con el conocimiento.

Aquellos infelices que salían temprano de sus ranchos, casi siempre eran los primeros en llegar. Los despachaban hambrientos a las 12:30 p.m., con candente sol, o bajo la lluvia, en algunas regiones. Como para llorar. Ya nadie tendrá que sufrir eso. En zonas lluviosas, algunos sólo se ponían los zapatos para entrar a la escuela. Caminaban descalzos hasta llegar al poblado principal. El cambio será extraordinario.

Eso es una revolución. ¿Es suficiente? No. Falta mucho. No bastan las aulas si los profesores no son suficientes. No bastan las aulas si los profesores no están capacitados. No bastan las aulas si no se habilitan adecuadamente, con servicios tecnológicos, bibliotecas virtuales y físicas, con servicios básicos y alguna alimentación. Que la educación sea una fuerza viva que empuje los cambios que habrán de vivir los dominicanos.

El 4% lo ha motorizado. Fue un éxito, pero hay que decir que el presidente Medina se ha empoderado de la materia. Y ese esfuerzo debe continuar. La revolución educativa apenas comienza. Entusiasma verla en las obras físicas. Falta que el Ministerio de Educación detalle los planes.

Y en este punto empezamos a pensar en los esfuerzos por la alfabetización, que es otra iniciativa cuyos resultados deberían ser más palpables.
Mientras tanto, todo esto resulta alentador.

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