Seamos francos: Bosch era intratable

Hay personas que nos resultan difíciles de tratar, por la rigidez de su carácter y la firmeza de sus convicciones. En nuestra sociedad, donde prevalece una mentalidad práctica que valora las soluciones inmediatas sobre los principios, personas…

Hay personas que nos resultan difíciles de tratar, por la rigidez de su carácter y la firmeza de sus convicciones. En nuestra sociedad, donde prevalece una mentalidad práctica que valora las soluciones inmediatas sobre los principios, personas como Bosch resultan incómodas. De la integridad de Bosch se puede afirmar lo que Sócrates dijo de sí, en su juicio: “Ni siquiera mis acusadores, en su insolencia, se han atrevido afirmar que yo he pedido, o buscado un pago de alguien; y de eso no tienen testigo. Y yo sí tengo un testigo de la verdad de lo que digo -mi pobreza.” Igualmente, Bosch podría haber dicho como Sócrates, “…mi misión… ir a donde cada uno de Uds. para descubrir la virtud”. Este escrito parece ser un sermón de domingo, y de boca de una persona, que no califica ni como sacerdote, ni mucho menos, como santo. Sin embargo, el mensaje es muy real: las sociedades, que, imbuidas de un sentimiento de cinismo práctico, ignoran o desprecian a este tipo de hombres ejemplares tienden a decaer, si no es que ya están en un hoyo.

Muerto Sócrates, la llamada Edad de Oro de Atenas terminó, para siempre. Pero los dominicanos no tenemos que ir tan lejos. Poco después de nuestra independencia, Duarte fue enviado al exilio, por el atraso y el autoritarismo prevaleciente. Que diferente hubiera sido nuestra historia, si personas civilizadas como Duarte nos hubieran gobernado desde el principio. Por el contrario, tuvimos una sucesión de líderes arbitrarios, dictatoriales y egoístas, con algunas honrosas excepciones. Nuestro deterioro actual tiene sus raíces en ese largo y doloroso proceso. Pero miremos a nuestro alrededor para observar la profundidad del hoyo donde podríamos caer. Que decir de los mensajes de odio de los narcos mexicanos, escritos en sangre en una pared, utilizando como bolígrafo un brazo desmembrado de una víctima. Y, el deterioro social de nuestros vecinos, donde la gente defeca en las calles, como algo normal. ¿ No es para alarmarnos? El narco cada día penetra nuestras instituciones. Las apuestas son un negocio multimillonario, pues es el camino del pobre para salir de su situación. Se está consolidando el poder social de muchas personas, apoyadas en capitales acumulados en actividades que no respetan reglas. Y, nuestra cultura popular, cada vez más vulgar y dañina.

Nuestra presente debilidad facilita que seamos gobernados. Los que nos gobiernan, y a quienes nosotros mismos le damos la razón para que nos gobiernen, solo tienen que llevarse un pañuelo a la nariz con la mano izquierda, y con la derecha mover todas las fichas que deseen, sin dificultades. Solos los Duarte, Bosch, Sócrates y De Gaulle de este mundo tenían la madera para ser realmente libres. Pero, no sirve de nada lamentarnos, pues somos libres de escoger ser libres.

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