Seguridad y voluntad política

La creación de un ambiente de seguridad ciudadana requiere de mucha voluntad política. En los gobiernos del doctor Leonel Fernández se pudo contar con su apoyo directo, sin limitar iniciativas y creatividad.La seguridad ciudadana es…

La creación de un ambiente de seguridad ciudadana requiere de mucha voluntad política. En los gobiernos del doctor Leonel Fernández se pudo contar con su apoyo directo, sin limitar iniciativas y creatividad.

La seguridad ciudadana es garantizar el ejercicio de los derechos. Eso lo puede hacer solo el Estado. Debe identificarse el rol de las instituciones a liderar un plan sobre el tema; corresponde hacerlo al Ministerio de Interior, no al Ministerio de Defensa.

El primero es el cercano a la población, por eso coordina, además de la PN, los ayuntamientos y gobernaciones. El rol del Ministerio de Defensa es garantizar la soberanía del territorio y del Estado. De ahí que el personal militar tiene un entrenamiento distinto al policial. Este es de acercamiento a los ciudadanos y uso cero, en lo posible, de la fuerza. El personal militar es siempre de exhibición y uso de la fuerza. Esta diferencia es por la cual resultan improcedentes los patrullajes mixtos.

El tema implica seguimiento continuo de la violencia y sus causales. Por ejemplo, alrededor del 70% de los homicidios eran con armas de fuego: los disparos al aire afectaban a muchas personas. Las estadísticas demostraban que la violencia proviene no sólo de la delincuencia, sino también de la convivencia ciudadana.

De ahí que el Ministerio de Interior, conforme a la Ley, asumió el control total de las armas de fuego comercializadas y usadas por la población civil. Se establecieron controles sobre las armerías y guardianes de seguridad. Las instituciones militares y policiales dejaron de facilitar armas a civiles con Formularios 25 y remitieron al Ministerio de Interior los listados con los datos personales de quienes habían sido favorecidos con los mismos; todos fueron llamados para su registro legal; y a quienes se resistieron, sus armas les fueron incautadas.

Exhibir el arma y portarla como vaqueros en la cintura, daba lugar a su incautación; igualmente que en centros de diversión. Disparada al aire, se buscaba el autor y se le incautaba y se le sometía a la justicia. En conflictos maritales se retenía el arma, hasta que el Ministerio Público autorizara o se le incautaba, al hombre o la mujer, si había sentencia condenatoria; igual ocurría con otros hechos delictivos.

El registro y seguimiento de las armas es necesario. Cuando empezó el gobierno encabezado por el Dr. Fernández, en 2004, el Ministerio de Interior aumentó el registro, obligando a los usuarios, y de 25 mil llegó a 202 mil armas, que eran las que estaban sin registros e ilegales. Se autorizaba, previa evaluación psiquiátrica, anti-dopimg, verificación de no condena penal, origen legal del arma y haber recibido entrenamiento en polígono de tiros. Las armerías debían exigirles a los fabricantes codificación de las municiones, referidas a los lotes de cada armerías; y llevar un registro con los datos de la venta.

Se separó el porte de la tenencia y en Navidad se prohibía el porte. Se controló el horario de expendio de alcohol, conforme a los días de semana con mayores riñas. Los dos programas de controles de horarios y de armas de fuego fueron dirigidos por dos mujeres, Ana Silvia Moronta y Milka Terrero, respectivamente, nombradas Viceministras por el Presidente.

Definitivamente, los privilegios irritan, por lo que hubo voluntad política y aplicación de los criterios con eficiencia, dedicación, honestidad e igualdad de trato. l

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