Servicios y educación

Los actores públicos no terminan de entender que de nada vale lo que hacen, inviertan o gasten en atención ciudadana, si no cumplen una tarea previa. Debe reconocerse que esa tarea debió realizarse desde el primer día de la República, y sucesivamente

Los actores públicos no terminan de entender que de nada vale lo que hacen, inviertan o gasten en atención ciudadana, si no cumplen una tarea previa. Debe reconocerse que esa tarea debió realizarse desde el primer día de la República, y sucesivamente, todos los días de todos los años, en el seno de la familia, en las escuelas y fuera de las escuelas, porque lamentablemente no todos los dominicanos pasan por las aulas.

Hablamos de la materia que antes se denominaba  “educación cívica”, que modernamente identifican como “educación en valores”, “valores de ciudadanía” o “formación ciudadana”. Como tenemos rezagos, a todos los programas de servicio público hay que agregarles ese componente.

Hemos visto que el ayuntamiento de Santo Domingo Este (SDE) ha distribuido decenas, cientos de colectores de basura. Algunos ciudadanos depositan sus desperdicios en los mismos. Donde eso ocurre, la ciudad es un percal. Pero en otros sitios, se pueden ver los recipientes vacíos, rodeados de toda clase de basura. La gente la tira y no se toma la molestia de introducirla en el zafacón.
Asimismo, muchas personas lanzan la basura en cualquier sitio. Haya o no dispositivo de recepción. Y viene la acumulación, y después, las enfermedades. Hay una conjunción de males.

Con el rezago que tenemos en valores, las autoridades municipales y nacionales deben persuadirse de que hay que trabajar esos hábitos inadecuados, todos los días. Aunque parezca simple, decirles una y otra vez a las personas, hasta el cansancio, que si no manejan adecuadamente la basura,  pueden enfermar.
También hay que advertirles que esos malos manejos violan la ley de ornato y atentan contra la preservación del medio ambiente. En consecuencia, se les debe advertir que pueden ser penalizados.

Las autoridades también tienen la obligación de informar los días y horas en que pasarán los camiones recolectores, y especialmente, respetar con rigurosidad esa programación. Si no lo hacen, como suele ocurrir, entonces corrompen los hábitos que pretenden fomentar. Es una responsabilidad compartida.

En fin, que esta materia, que imaginamos bien sabida, debe ser repasada, implantada y continuada. De lo contrario, el círculo de la degradación humana y ambiental seguirá creciendo infinitamente.

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