A sus 94 años, la periodista Susana Morillo se mantenía entusiasta, con la alegría de vivir y de transmitir a sus colegas y amigos, de forma auténtica, amable y generosa, su dulce sonrisa y su proverbial paz interior, libre de pesares y de actitudes quejumbrosas.
Por eso fue muy querida y siempre será recordada con gran cariño y admiración personal y no solo en el ámbito de la crónica social, donde descolló como decana de ese género periodístico en la prensa nacional.
Se nos ha ido la singular dama de la crónica rosa, pero debemos recordarla sin tristeza, con la alegría que ella nos regaló y con la que quiso que se le despidiera en su morada final con el merengue “Oye, abre tus ojos”. Que descanse en paz.