Temas sociales del papa Francisco

IntroducciónDel fecundo y luminoso Magisterio del Papa Francisco, quiero ofrecer, en la desnudez de las citas textuales, las siguientes 7 reflexiones sobre temas sociales:1. Los sistemas económicos

Introducción

Del fecundo y luminoso Magisterio del Papa Francisco, quiero ofrecer, en la desnudez de las citas textuales, las siguientes 7 reflexiones sobre temas sociales:

1. Los sistemas económicos
“Hemos creado nuevos ídolos. La antigua veneración del becerro de oro ha tomado una nueva forma en el culto al dinero y la dictadura de la economía sin rostro que carece de una verdadera meta humana.

Mientras que el ingreso de una minoría está creciendo exponencialmente, el de la mayoría se está desplomando. Este desequilibrio es resultado de las ideologías que sostienen la absoluta autonomía de los mercados y niegan el derecho de control a los estados, que son los encargados de bregar por el bien común.

La solidaridad suele considerarse contraproducente, opuesta a la lógica de la finanza y la economía. Hay que emprender una reforma financiera global que beneficie a todos. ¡El dinero debe servir y no gobernar!

El Papa ama a todos, ricos y pobres; pero el Papa tiene la obligación, en nombre de Cristo, de recordar que los ricos deben ayudar a los pobres, respetarlos, promoverlos. El Papa insta a la solidaridad desinteresada y a un retorno de la ética en favor del hombre en la realidad económica y financiera”.

2. La libertad religiosa
“En el mundo de hoy la libertad religiosa es más afirmada que realizada. En efecto, esta libertad está obligada a sufrir amenazas de diversos tipos y con frecuencia es violada. Los graves ultrajes infligidos a este derecho primario son fuente de seria preocupación y deben ver la concorde reacción de los países del mundo en el reafirmar, contra todo atentado, la intangible dignidad de la persona humana.

3. La política
“Involucrarse en la política es una obligación para un cristiano. Nosotros no podemos jugar a Pilato, lavarnos las manos: No podemos.
Debemos inmiscuirnos en la política porque la política es una de las formas más altas de la caridad, porque busca el bien común. Y los laicos cristianos deben trabajar en política.

Alguno me dirá ‘pero no es fácil’. Tampoco es fácil llegar a ser sacerdote. No son cosas fáciles porque la vida no es fácil. La política es demasiado sucia pero yo me pregunto: ¿por qué es sucia? ¿Por qué los cristianos no se han involucrado con su espíritu evangélico?

Es fácil decir ‘la culpa es de aquel’… pero yo, ¿qué cosa hago? ¡Es un deber! Trabajar por el bien común es un deber de un cristiano! Y muchas veces, para trabajar, el camino a seguir es la política”.

4. La ecología humana y ambiental
“Cuando hablamos de medio ambiente, de la creación, mi pensamiento se dirige a las primeras páginas de la Biblia, al Libro del Génesis, donde se afirma que Dios puso al hombre y a la mujer en la tierra para que la cultivaran y la cuidaran (cf. 2:15).

Cultivar y cuidar la creación es una indicación de Dios dada no sólo al principio de la historia, sino a cada uno de nosotros; es parte de su proyecto; significa hacer crecer el mundo con responsabilidad, transformarlo para que sea un jardín, un lugar habitable para todos.

Nosotros, en cambio, a menudo llevados por la soberbia del dominio, del poseer, de manipular, de explotar; no, no “custodiamos la creación”, no la respetamos, no la consideramos como un don gratuito que debemos cuidar.

Estamos perdiendo la actitud de la admiración, de la contemplación, de la escucha de la creación; y por lo tanto ya no somos capaces de leer lo que Benedicto XVI llama “el ritmo de la historia de amor entre Dios y el hombre.” ¿Por qué sucede esto? Porque pensamos y vivimos de una manera horizontal, nos hemos alejado de Dios, no leemos sus signos.

Pero “cultivar y cuidar” incluye no sólo la relación entre nosotros y el medio ambiente, entre el hombre y la creación, sino que comprende también las relaciones humanas. Los Papas han hablado de ecología humana, estrechamente vinculado a la ecología ambiental. Estamos viviendo un momento de crisis; lo vemos en el ambiente, pero sobre todo lo vemos en el hombre. ¡La persona humana está en peligro! – esto es cierto ¡hoy la persona humana está en peligro! ¡He aquí la urgencia de la ecología humana! Y el peligro es grave porque la causa del problema no es superficial, sino profunda: no es sólo una cuestión de economía, sino de ética y de antropología.

La persona que muere no es noticia, pero si las bolsas bajan diez puntos, es una tragedia. De este modo, las personas son descartables, nosotros las personas somos descartables, como desechos”.

5. La corrupción
“La hipocresía es precisamente el lenguaje de la corrupción. Y cuando Jesús habla a sus discípulos, dice: ‘¡Cuando digan ‘sí’, que sea sí, y cuando digan ‘no’, que sea no!’.

Los corruptos buscan adueñarse de la viña y han perdido la relación con el Dueño de la viña, quien nos da la libertad”. Estas personas, se han sentido fuertes, se han sentido autónomas de Dios.

Estos, lentamente, se han resbalado sobre aquella autonomía, la autonomía en la relación con Dios: ‘Nosotros no tenemos necesidad de aquel Dueño, ¡que no venga a molestarnos!’. Y nosotros vamos adelante así. ¡Estos son los corruptos! Aquellos que eran pecadores como todos nosotros, pero que han dado un paso adelante, como si se hubieran consolidado en el pecado: ¡no tienen necesidad de Dios!

Sin embargo, esta falta de necesidad de Dios es solo aparentemente, porque en su código genético está impresa esta relación con Dios. Y como no la pueden negar, se hacen un Dios especial: son Dios ellos mismos. Son los corruptos.

La presencia de los corruptos es también un peligro para nosotros, pues en las comunidades cristianas estos piensan solamente en su propio grupo. Judas empezó, de pecador avaro terminó en la corrupción. El camino de la autonomía es un camino peligroso: los corruptos son grandes desmemoriados, han olvidado este amor, con el cual el Señor ha plantado la viña, ¡los ha hecho a ellos!”.

Los corruptos, ¡han cortado la relación con este amor! Y ellos se convierten en adoradores de sí mismos. ¡Cuánto daño han causado los corruptos en las comunidades cristianas! Que el Señor nos libre de resbalar en este camino de la corrupción.

El apóstol Juan dice que los corruptos son el anticristo, que están en medio a nosotros, pero que no son parte de nosotros”.

6. La guerra
“La guerra es el suicidio de la humanidad, porque mata el corazón, mata precisamente donde está el mensaje del Señor: ¡mata el amor! Porque la guerra viene del odio, de la envidia, del deseo de poder, y también -lo vemos tantas veces- de ese afán por más poder”.

Tantas veces hemos visto que los problemas locales, los problemas económicos, las crisis económicas (…) los grandes de la tierra quieren resolverlos con una guerra. ¿Por qué? ¡Porque el dinero es más importante que las personas para ellos! Y la guerra es precisamente esto: es un acto de fe en el dinero, en los ídolos, en los ídolos del odio, en el ídolo que te lleva a matar al hermano, que lleva a matar el amor.

Detrás de una guerra siempre están los pecados: está el pecado de la idolatría, el pecado de explotar a los hombres en el altar del poder, y sacrificarlos”.

7. La cultura del bienestar
“La cultura del bienestar nos hace poco valientes, nos hace perezosos, nos hace también egoístas. El bienestar nos adormece, es una anestesia.

‘No, no, más de un hijo no, porque no podremos ir de vacaciones, no podremos ir a tal lugar, no podremos comprar la casa’. Está bien seguir al Señor, pero hasta un cierto punto. Esto es lo que hace el bienestar: todos sabemos bien cómo es el bienestar, pero esto nos destruye, nos despoja de aquel valor, de aquel coraje fuerte para acercarnos a Jesús.

Existe, además, otra riqueza en nuestra cultura, una riqueza que nos impide acercarnos a Jesús: es la fascinación de lo provisional. Nosotros estamos enamorados de lo provisional. Las propuestas definitivas que nos hace Jesús, no nos gustan. En cambio nos gusta lo pasajero, porque tenemos miedo del tiempo de Dios que es definitivo.

Él es el Señor del tiempo, nosotros somos los señores del momento. ¿Por qué? Porque en ese instante somos los que mandan: hasta aquí sigo al Señor, después se verá… Una vez supe de uno que quería ser sacerdote, pero sólo por diez años, no más… Cuántas parejas se casan, sin decirlo, pero pensándolo con el corazón: “hasta que dure el amor y después se verá…”

Pienso en tantos hombres y mujeres que han dejado la propia casa para hacer un matrimonio por toda la vida; ¡aquello es seguir a Jesús de cerca! ¡Es lo definitivo!”.

CONCLUSIÓN

CERTIFICO que las reflexiones arriba traídas son citas textuales tomadas del Papa Francisco.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, el 11 de junio del año del Señor 2013.

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