En el tercer aniversario de tu partida

El pasado miércoles 23 se cumplieron tres años de tu partida física, quedando atrás planes, propósitos, viajes e intenciones, pero más que nada, un núcleo familiar en el que eras, sin dudas, el eje. Me engranuja en ocasiones tu presencia, no…

El pasado miércoles 23 se cumplieron tres años de tu partida física, quedando atrás planes, propósitos, viajes e intenciones, pero más que nada, un núcleo familiar en el que eras, sin dudas, el eje. Me engranuja en ocasiones tu presencia, no por miedo, sino como señal de que estás.

Como mamá gallina velas desde algún lugar lejos de mi entendimiento, por los que consideras tus polluelos. Tu recia personalidad de ente de logros a pulso y con trabajo, tu fino sentido ejecutivo, tu triple condición de esposa, madre y abuela, la infinita capacidad de equilibrios y justicia, la finura de tu amplio sentido creativo y artístico con manos de pintora de coloridos y diestros trazos, pero más que nada, genial conductora y balance de un amor de más de 50 años y 44 de vida en común. He pretendido llenar con recuerdos los enormes vacíos que marcan tu ausencia, descubriendo, aún después de más de 1,000 días sin tenerte en físico, que estás presente en cada espacio de mi existencia en solitario, porque dejaste empapeladas las paredes de mi universo, con tu afanosa actividad de resolverlo todo.

Cuanto logramos juntos, contenía tu impulso motivador, con la capacidad de mirar siempre hacia adelante, insuflando mi alma de guerrero, a la vez que sabías esquivar intenciones perversas. Me falta tu profundo y desarrollado sexto sentido femenino Mis propios fracasos, al no seguir tus premoniciones, me hicieron confiar en lo que percibías, sin que lograra jamás entender cómo podías divisar el interior ajeno y distinguir odios y rencores, revelando corazones limpios. Tus nueras se esfuerzan y me cuidan más que a tus propios hijos, considerando que las necesito más que ellos.

Tus nietas y nieto matizan de alegrías las horas que compartimos. Los cercanos a mi corazón me dedican sus amores, comprensión y tiempos, convirtiéndose en receptores de mis ansiedades y desazones y una en particular, pareciéndose a ti, emula tus críticas certeras y el consejo adecuado ante mi alma impulsiva. Se revelan afectos y comprensiones, amistades transparentes, voluntades solidarias, luces que iluminan espacios oscuros.

Hoy, la adversidad amenaza y se hace cómplice de fantasmas internos, en la soledad acompañada en la que desenvuelvo mi existencia. Se acrecienta la rebeldía, la rabia y la impotencia contra la artesanía médica dominicana, que acabó con tu existencia, aún llena de energías y ganas de vivir.

La conformidad no tiene espacios; no encuentro soporte para anudar mis tristezas ni he sido capaz de esconder angustias aún con actitud del payaso que hace reír, aunque el desconsuelo interior matice su cara de sonrisa pintada.

Las estadísticas del tiempo de dolor, no concuerdan con la intensidad de mis emociones y cuando creí que la edad era tiempo de tranquilidades, se compromete mi paz. Las añoranzas tejen, como arañas luminosas, una densa telaraña que esconde las alegrías que anuncian la Navidad. l

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