Todo lo que es

No es fácil entender lo que es, mucho menos que alguien sepa todo cuanto hay. Por eso mucha gente curiosa se ocupa de aprender lo que hay y de procurar conocerlo todo, aun con la expectación de no lograrlo. Porque, aunque somos mecanismos mnemotécnicos

No es fácil entender lo que es, mucho menos que alguien sepa todo cuanto hay. Por eso mucha gente curiosa se ocupa de aprender lo que hay y de procurar conocerlo todo, aun con la expectación de no lograrlo. Porque, aunque somos mecanismos mnemotécnicos de la mayor capacidad animal, mejores que los electrónicos, por permanecer non plus ultra en el replanteo de lo de luego del hoy, aunque mañana, con procedimientos de síntesis humana, la máquina reciba algoritmos que emulen los procesos elucubradores humanos, del hombre buzo de las incógnitas.

Entretanto, y mientras la máquina carezca de proceso que le permita saber lo que hay por encima, por debajo, por los costados, y las reservas informáticas de este párrafo ingenio, o del suyo, le será imposible descubrir la próxima declaración o el pensamiento.

Ni hablar de la familia, de muchos hijos, o de consortes. De estudios, ocupaciones y problemas. De triunfos y fracasos. De dichas y desdichas, de quejas y conformidad. Nada de las mías, las suyas, ni tampoco de las de ellos y las ellas. Ni las nuestras.

Recuerdo cuando la teleconversación se me hizo gratuita de repente, hace muchísimos años, mientras estudiaba pos grado en Texas, y tenía el deber de comunicarme en éste, nuestro país, con mis padres y hermanos, y con la universidad. Entonces sucedió.

Duraba mucho tiempo la espera, luego de pulsar el cero, para lograr respuesta del operador para llamar al país, hacía que las llamadas fuesen infrecuentes, falta ajena que la familia como desatención mía, pues todos desconocían que muchas veces debía permanecer esperando respuesta del operador telefónico durante horas.

Un día, conversando con la persona encargada del departamento de extranjería de la universidad, recibí el consejo de no llamar al operador 0 sino al 0407 (puede no ser número correcto), y esperar respuesta. Marqué el número recomendado al llegar a mi casa y presto obtuve respuesta en menos de un minuto. Pero el suceso fue para mí mucho mejor, pues la operadora que me respondió, dijo “aquí Miami, dígame que número marcar”. Le pedí marcar el 689-8935 de Santo Domingo.

Llamó a otro operador dejando abierta la comunicación mientras inquiría sobre cómo llamar a teléfonos de Santo Domingo. La respuesta, “dial 1809 and you’ll have a direct open line”. Cerré la línea para probar la recomendación, después de anotar el número directo para llamar a Santo Domingo.

Marqué el teléfono de mi hermano Chepe, y funcionó. Me salió él mismo. Dije felicidades. Respondió: “cómo supiste que acabo de ser papá”. En verdad no lo sabía. l

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