Todos gozan menos el borracho

Hay varios tipos de borrachos, pero de entre todos los casos del que se le va la mano con el trago, el que más me llama la atención…

Hay varios tipos de borrachos, pero de entre todos los casos del que se le va la mano con el trago, el que más me llama la atención es el caso del dormilón. Paso a explicar con detalles el proceso del borracho que le da con dormirse.

Lo interesante del borracho que se duerme es que lo hace donde sea. Echarle alcohol al cuerpo funciona igual que echarle gasolina al carro, desde que se llena se dispara. Cuando nuestro switch se dispara no importa la temperatura, higiene, o ubicación del primer sitio que encuentres, ahí mismo uno cae redondo como una guanábana. No hay quien lo moleste en su sueño, la música puede estar altísima, todo el mundo bailando al lado de ti, es más, pudieran traer a “Boca De Tanque”, el hombre que va al Estadio Quisqueya, y pedirle que te toque la melodía del play en el mismo oído, una y otra vez hasta que reacciones, y como en la número 14 lo más que haces es abrir un solo ojo, mirarlo y decirle: “bocú, váyase a otro lado a tocar esa desgracia”. Luego de eso seguirás durmiendo más plácido que un niño de 7 meses luego de 12 onzas de leche.

Luego viene el problema de cuando te despiertas. Esa sensación de sudor, mezclado con boca pegajosa y estropajosa, de pasarte las manos por la cabeza, no importa si te estás despeinando, simplemente se siente bien sobarse la cabeza, aunque al final te dejes los cabellos como una gallina matada a escobazos. Después de ese lento proceso en que los párpados se van despegando y te permiten ver algo, te das cuenta que solamente hay dos o tres personas en el sitio, todos están recogiendo vasos y servilletas, y uno te mira riéndose y dice: “Arrodíllense ante él. Ha resucitado”.

Tu preguntas “¿y todo el mundo?”. Te dicen: “Muchacho, esto se acabó hace rato. El ritual de salida de todo el mundo fue darte un besito de buenas noches. Primero te pasaban una servilleta por la frente para secarte el sudor, luego te daban el besito, después ponían su cara sonriente al lado de la tuya durmiendo y se tomaban una foto. El miércoles vamos a tener el álbum listo, ya me encargaron 15 copias. Ven vámonos, yo te llevo”.

Te vas durmiendo todo el camino, te despides de tu amigo muy coherentemente diciendo: “bueno ok loco, eso así…, ya está, cómo es?…., bien ok, entonces…”, y cierras mal la puerta y te devuelves para abrirla y le dices: “si, es que bueno ahí uno…, ok”, y vuelves a cerrarla.

Al otro día te levantas como si acabaras de bajar de una nave espacial, te sientes mal y no te acuerdas de nada, y llamas a un amigo para decirle lo bien que lo pasaste.

Creo que hay que aprender a disfrutar de otra forma. Hay que aprender a salir y tomar una o dos copas o a veces ninguna. La bebida debe ser parte del compartir, y no el compartir parte de la bebida. Pero eso es parte de la vida, llevar las cosas al extremo para aprender a ir a los puntos medios. Disfruten estas navidades con moderación y tranquilidad, que no hay nada más ridículo que un borracho dormilón en el sofá de una casa ajena.

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