La trata de personas

El informe de la embajada de los Estados Unidos de 2012 sobre la trata de personas plantea que la República Dominicana es origen, tránsito y destino para mujeres, hombres y niños sujetos al tráfico sexual y trabajo forzado. Dentro…

El informe de la embajada de los Estados Unidos de 2012 sobre la trata de personas plantea que la República Dominicana es origen, tránsito y destino para mujeres, hombres y niños sujetos al tráfico sexual y trabajo forzado.

Dentro del despreciable menú que se atribuye a los dominicanos, se incluye el llamado turismo sexual infantil. El informe dice que ese es “un problema particularmente en las áreas hoteleras de las costas… con turistas de sexo infantil que llegan todo el año desde Estados Unidos y países europeos”.

Otros países  afrontan ese tipo de problema. Pero un mal de muchos no puede ser fuente de tranquilidad. Es un baldón más en la cadena que afecta la imagen dominicana. Al país también se le atribuye la tolerancia de un régimen de trabajo forzado de adultos en la industria de la construcción, en algunos sectores de la agricultura y en los servicios. “Niños de la calle y la gran población de personas no documentadas y apátridas descendientes de haitianos son grupos particularmente vulnerables a la trata, aunque las autoridades han identificado también a víctimas dominicanas dentro de la República Dominicana”.

La semana pasada, varias instituciones realizaron un operativo durante el cual fueron capturadas varias personas a las cuales se les atribuye el control de una red que trafica niños obligados a pedir en las calles. Es la parte más visible, pero es una realidad que existen redes de traficantes que manejan un grueso movimiento de personas a través de la frontera.

El informe de Estados Unidos dice que el país “no cumple plenamente con los estándares mínimos para la eliminación de la trata”, pero  “está haciendo esfuerzos significativos para lograrlo”.

Es una vergüenza que la República sea origen, tránsito y destino de tráfico de personas, menores y adultos. Alentamos a las autoridades a combatir tan aberrante práctica. Pero debe reconocerse que será una materia difícil mientras tengamos de vecino a un emisor masivo y sin control de sus ciudadanos que por sus precarias condiciones son potenciales víctimas.

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