Una frase muy acertada

Esta semana, revisando, como lo hago varias veces al día, las informaciones que van subiendo a Twitter, en una cuenta, que si mal no recuerdo se llama @reflexiones, encontré una frase que me llamó la atención, no solo por lo certero de lo que…

Esta semana, revisando, como lo hago varias veces al día, las informaciones que van subiendo a Twitter, en una cuenta, que si mal no recuerdo se llama @reflexiones, encontré una frase que me llamó la atención, no solo por lo certero de lo que expresa, sino porque más de una vez, he dicho, pensado y asegurado la veracidad de esta expresión.

La frase dice así: “Muchas veces esperamos demasiado de otras personas, solo porque nosotros estaríamos dispuestos a hacer mucho más por ellos”. Estas líneas me hicieron recordar otra, con la que ésta guarda  una estrecha relación: “La causa principal del sufrimiento de las personas, radica en que siempre estamos esperando algo de los demás”. Es asombroso cuando podemos comprobar la profundidad de ciertas palabras o frases. No es raro escucharnos decir que confiamos ciegamente en alguien, que no dudamos de que en el momento y lugar en que necesitemos de su apoyo y consuelo, estarán ahí para ayudarnos. Esta afirmación la hacemos porque estamos seguros de que si fueran ellos quienes nos necesitaran, no dudaríamos ni un segundo para correr a su lado, para solidarizarnos, para levantar nuestra voz en su favor, si el caso lo ameritara. Esperar del otro lo que estamos dispuestos a hacer y dar por ellos, nos conduce por el camino de la decepción, porque cuando comprobamos que el otro no siente lo mismo por nosotros, que no está disponible más que  para los momentos buenos, para compartir aquello de lo que se puede beneficiar, nos sentimos profundamente tristes. De esta misma forma, cuando damos lo más preciado que poseemos, lo mínimo que esperamos es la gratitud y el respeto de ese en quien hemos puesto nuestro amor y confianza, es imposible no esperar algo, aunque sea lo más ínfimo, lo que  podríamos tratar es de no dejarnos sorprender por la indiferencia, la maldad y la ingratitud de los otros.

Si das amor, esperas amor, si eres sincero, crees merecer sinceridad, si respetas, deseas ser respetado, si eres fiel, no aceptas, ni perdonas otra cosa que no sea fidelidad.

Pero como dicen las personas de fe, hay más felicidad en dar que en recibir, y más aún, si lo que damos lo entregamos con amor, sin mentiras y sin reservas.

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas