La solidaridad dominicana con Haití después del terremoto del 12 de enero de 2010 ha sido extraordinaria, del sector público, del sector privado y del pueblo dominicano en general. Esa afirmación es incontrovertible y es reconocida en toda la isla y más allá. Hemos aportado todo lo que hemos podido. Y era justo. Haití es nuestro hermano continental más cercano, y compartimos el pasado y el porvenir.
La última gota vital de la solidaridad dominicana fue derramada ayer en una regia ceremonia de inauguración de la Universidad Nacional de Haití Henri Christophe, una infraestructura que consta de cuatro edificios con 72 aulas, área de laboratorios, biblioteca con capacidad para 400 personas, aula virtual, comedor, lavandería, campo de fútbol, un edificio administrativo, plazoleta para estudiantes, plantas de energía de emergencia, sistema de agua potable, área de recreación y salón multiuso.
Como una expresión de la confianza dominicana en el futuro de Haití, el gobierno dominicano también inauguró el edificio de la sede de la representación nacional. Fue un segundo mensaje muy claro de la apuesta nacional por Haití.
Durante toda la emergencia provocada por el terremoto, el gobierno dominicano se movilizó completo, al extremo que llevó al presidente dominicano al oeste de la isla. La ayuda del Estado después de la tragedia fue cuantificada por el Ministerio de Economía en RD$1,261 millones 445 mil 797.29, equivalentes a US$34,846,568.98.
Ahora habría que sumar los 30 millones de dólares que costó la universidad. El aporte a Haití es extraordinario, mayor con mucho al de otras naciones, como la gran China Popular, que pese a su extraordinario crecimiento, sólo donó US$1.5 millones.
No hay duda de la dimensión de la solidaridad dominicana. Sin embargo, pensamos que un programa sistemático de becas a jóvenes estudiantes haitianos en suelo dominicano, administrado por universidades nacionales calificadas, podría dar mayores beneficios a las nuevas generaciones haitianas que una infraestructura para una universidad en territorio haitiano.
Pero hay que entender este acto como la voluntad del presidente Leonel Fernández, su gobierno y la Nación, de apoyo total a Haití.
