Vientos que anticipan huracanes

El expresidente Fernández no es precisamente lo que pudiera llamarse un político coherente, a despecho de la imagen que ha creado. Mientras no tuvo control del Congreso fue un abanderado de la Constituyente como la figura ideal para todo cambio…

El expresidente Fernández no es precisamente lo que pudiera llamarse un político coherente, a despecho de la imagen que ha creado. Mientras no tuvo control del Congreso fue un abanderado de la Constituyente como la figura ideal para todo cambio en el texto constitucional. Tan pronto como su partido se hizo de ese control su punto de vista hizo un giro completo, renegando de sus posiciones originales.

Como candidato le propuso a la nación una reducción sustancial del poder presidencial que luego expandió en provecho político por medio de una reforma constitucional que le asignó al Ejecutivo atribuciones propias de otros poderes del Estado. Predicó insistentemente por una descentralización para negarle luego lo que la ley le asigna a los gobiernos municipales. Con un hábil manejo de la retórica, justificó su reelección en base a la experiencia de Estados Unidos y otros países, con instituciones democráticas inexistentes en el nuestro, ignorando así de paso la dolorosa experiencia que ese cáncer de la política nacional ha representado en nuestra historia, y la que él tanto combatió desde el aula universitaria y la tribuna política en otros tiempos.

En base a ese razonamiento, defendió el texto anterior que limitaba el ejercicio del cargo a sólo dos mandatos, a despecho de que once legisladores de su partido habían sido sancionados por respaldar la restauración del principio de la reelección de la que él ha sido el mayor beneficiario. Impulsó a través de la Asamblea Revisora, controlada por el obediente partido que él preside y lidera, una modificación de ese artículo que le hubiera permitido un cuarto mandato y tercero consecutivo, lo que afortunadamente no logró, dejando abierta la posibilidad de un regreso en el 2016. Su liderazgo político ha sido una total negación de todo aquello por lo que luchó en lejanos días. Los vientos que soplan a su favor tienen el potencial destructivo de un huracán.

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