Violencia invisible, constituida por el hacer o no hacer

De todos los tipos de maltratos el emocional es el más difícil de definir y detectar, debido a las dificultades para discriminar entre lo que podemos considerar como maltrato o lo que se considera como práctica disfrazada de educación y método…

De todos los tipos de maltratos el emocional es el más difícil de definir y detectar, debido a las dificultades para discriminar entre lo que podemos considerar como maltrato o lo que se considera como práctica disfrazada de educación y método disciplinario.

Diferentes autores describen el abuso emocional como aquella modalidad o interacción entre un progenitor con su hijo/hija que limita y condiciona severamente su desarrollo psicoemocional, físico, social. A este tipo de maltrato se le conoce también como maltrato invisible ya que no es visible desde afuera y muchas veces ni siquiera la propia víctima llega a tener registro de ella. La violencia invisible es producida por hacer o por el no hacer, porque la omisión supone abandono y el abandono es maltrato.

Algunos de estos “errores” son remediables en corto plazo, sin embargo, algunas de nuestras acciones pueden generar una grave transgresión de los derechos de las niñas/os y afectar de manera negativa y permanente su normal desarrollo; convirtiéndose incluso en un escenario favorecedor para la vulneración de derechos y para la realización de acciones que nos lleven a la negligencia parental, que es un tipo de maltrato infantil, ejercido por los padres y/o adultos responsables, sostenida en el tiempo que priva a los niños y las niñas del cuidado, protección y afecto que deben recibir de los adultos responsables que le rodean para un óptimo desarrollo integral.

Muchos de nosotros venimos de una crianza basada en las necesidades de los adultos, una crianza autocrática. No fuimos respetados ni escuchados, esto dejó huellas, como carencias de afecto y seguridad que se expresan en nuestros miedos, angustias e incapacidades para amar y recibir amor, en adicciones o baja autoestima, o sentir que no nos merecemos nada.

Elegir una crianza diferente para nuestros niños y niñas, significa reconocer esas carencias y comprender a nuestro niño interno que calla sus viejos dolores. La crianza democrática representaría velar por los derechos de cada uno de los niños y las niñas, donde se pueda optimizar su rendimiento y cuidar su sano desarrollo. l

Posted in Sin categoría

Más de

Más leídas de

Las Más leídas