La visita de Hipólito al Presidente Medina

La visita del ex presidente Hipólito Mejía y sus acompañantes al Palacio Nacional es objeto de variadas lecturas. La que sigue es una de ellas.

La visita del ex presidente Hipólito Mejía y sus acompañantes al Palacio Nacional es objeto de variadas lecturas. La que sigue es una de ellas.Satisface que el candidato opositor en las pasadas elecciones haya reconocido con esta visita la legitimidad  del actual jefe de Estado, quien es presidente de todos los dominicanos, y como tal está en libertad y calidad de recibir y escuchar a sus gobernados. En este caso, una figura muy singular, ex presidente de la República, con un liderazgo sobre un amplio segmento de la población. Ayuda a bajar las tensiones con ese sector.

Se trata de un acontecimiento con un marcado propósito político. En el plano formal,  fue a entregar un anteproyecto de ley de partidos. Como  se trata de propuestas sobre la vida de los partidos, lo institucional hubiese sido que esa entrega se produjera en las manos del presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en la sede nacional. Una segunda posibilidad hubiese sido que acudiera ante el secretario general  de esa entidad, quien es, además, presidente del Senado de la República.

El Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en nombre del cual habla el ex presidente Mejía, está en medio de una crisis en la que es parte beligerante. Formalmente, fue expulsado por sus contrarios. Lo  sabe el presidente Medina. ¿Qué mensaje se está enviando? La pregunta en forma alguna puede ser considerada ociosa. Está asociada a la institucionalidad, justo cuando se habla de una ley de partidos.

Más aún, el escenario escogido fue el Palacio Nacional. El encuentro llenó todas las formalidades que conllevan los ritos del poder. Incluso, el distinguido visitante realizó una rueda de prensa en los salones de la sede del gobierno.
Hay que entender las interrogantes que han quedado abiertas.

El ciclo se completaría si el Presidente de la República informa sobre los propósitos profundos del encuentro. Es decir, los que no se ven. El país tiene derecho a saber.

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