Filme italiano del mismo autor de La Gran Belleza (2013) que ganó Oscar al mejor filme en habla no inglesa. Hablamos de Pablo Sorrentino cuya obra esta permeada por fuertes acordes filosóficos y gran prestancia estilística y estética. Traza un significante explícito en contrapunto entre la juventud y la tercera edad. Hay una escena donde un anciano le dice a un joven que mire por unos binoculares para que vea a distancia lo que el joven ve “cerca” y luego mire a otro lugar y contexto y vea lo que un anciano ve “lejos”; en ese sentido, es obvia la muestra de cómo son los enfoques subjetivos concernientes a la enmarañada cuestión de las etapas de la vida y el concepto de las cosas. En su estrategia narrativa, el filme elige un enfoque contemplativo y toma distancia de cualquier apelo a la emoción y jugando más con elementos de humor y sarcasmo sobre la propia condición humana. Envuelto en simplicidad, sin rebuscamientos, marcando acento con escenas aparentemente desconectadas unas de las otras, se hace obvio su siempre –del guionista y director– claro apelo moral. Entabla así un diálogo soberbio con la platea, donde toca sentimientos y conductas muy íntimas del ser y con las que más o menos nos reconocemos, quizás por la empatía que provoca la siempre actuación de sus protagonistas carismáticos que en este caso la voz cantante la llevan Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz. El autor Sorrentino es un observador de primera línea, por eso es que todo lo que usted ve y oye en sus filmes son sacados de la vida real, por lo que cualquier tics o manierismos conductuales que se ven en los personajes que pueblan sus filmes, jamás lo vera en otros o nunca los habrá visto en otros filmes. Y lo mismo va para el enmarañado ordenamiento de las tomas y esos cortes secos que cambian fuertemente las escenas pero que en sí son como un rompecabezas cuyo retrato final se va plasmando en nuestra imaginación, sobre todo mediante ese manojo de secuencias pulcras y bucólicas atrayentes, en las que no escatima arrojo en mostrarnos su distintivo existencialismo. Y como si fuera poco, ahí aparece Jane Fonda, cuyo personaje se mete en la historia para cambiar el registro y es cuando su impecable y carismática actuación le da al filme un encantador despunte en el ritmo.
HHHH Género: drama y comedia Duración: 124 minutos
