El humanismo ha sido cuestionado desde la segunda mitad del siglo XIX y ello desde varios focos de pensamiento (…) Ahora bien, no hay que confundir humanismo con antropocentrismo. Hoy se piensa que podrían existir otros seres inteligentes en el universo, en cuyo caso el hombre no sería la única inteligencia cósmica. Pero no hay que suponer que el hombre es la única inteligencia cósmica para valorarnos a nosotros mismos. El humanismo es una autovaloración que el ser humano hace de sí mismo. Humanismo de la alteridad (Bajtin) o de la diferencia denominan algunos pensadores a un nuevo humanismo. Confianza en sí mismo y en el otro ser humano sin discriminación alguna.

Carlos Rojas Osorio.

Tal y como anuncié en el artículo de la semana pasada, voy a trabajar dos textos del intelectual puertorriqueño-colombiano Carlos Rojas Osorio. Un filósofo-historiador con una formación envidiable y una sencillez todavía más envidiable. Este libro, que constituye el volumen I, se titula “Humanismo y soberanía de Betances a Mari Brás”, fue publicado por Ediciones Abacoa en Humacao, Puerto Rico, en el año 2013. En esta entrega aborda a los principales intelectuales puertorriqueños del siglo XIX y siglo XX. Inicia con Betances, continúa con Hostos, Rozendo Matienzo, Antonio Pedreira, Concha Meléndez, Margot Arce, Nilita Vientos, Creetjer, Julio César López, Fernando Canales, Fernádez Meléndez, José Emilio González, Juan Mari Brás, José Rafael Echavarría, Esteban Tollinchi y Álvaro López.

Inicia su texto con Ramón Emeterio Betances de quien destaca su profundo sentimiento anticolonial, su lucha por la creación de una nación independiente. Hace una especial mención de “Los diez mandamientos de los hombres libres” que escribió Betances y que eran:

1. Abolición de la esclavitud
2. Derecho de votar todos los impuestos
3. Libertad de cultos
4. Libertad de palabra
5. Libertad de imprenta
6. Libertad de comercio
7. Derecho de reunión
8. Derecho de poseer armas
9. Inviolabilidad del ciudadano
10. Derecho a elegir nuestras autoridades.

Betances no vivió su vida para luchar por la independencia de Puerto Rico y la de Cuba. Fue sin duda alguna un liberal confeso y convencido que se nutrió de las ideas que habían nacido en la Francia del siglo XIX. “Ciertamente recibió Betances en Francia una formación de excelente nivel. Ni en América Latina, ni en España existía una situación tan avanzada”. [1] A partir de esa experiencia nueva, nacen en Betances sus ideas, que son citadas por Rojas Osorio:

• El pueblo que quiere libertades, las coge y no las espera de nadie, de gracia y merced.
• Somos nosotros mismos quienes hemos de lograr la libertad y la independencia; no hay que esperarlas ni de España, ni de Inglaterra, ni de Estados Unidos. De hecho, España no puede ofrecernos ninguna de las libertades, porque ella misma no las tiene. El grito de Lares significó un hito en esa lucha por la libertad y la independencia. Sin independencia no seremos nunca sino la eterna colonia de España.
• Sin libertad no es posible la felicidad de un pueblo ni la práctica de los derechos.
• La felicidad de un pueblo depende de las virtudes republicanas: la libertad, el derecho y la justicia.

Como puede verse, la patria, la libertad y la justicia eran para Betances las verdaderas virtudes republicanas. Como decía el propio activista y pensador: “Soy siempre el mismo en la superficie, ansioso de que luzca en nuestro país la libertad y todos los bienes que de ella se derivan. Eso sí: yo quiero la libertad bien mascada y que pueda mascarse sin ninguna irritación”.[2]

Dice Rojas Osorio, que José Manuel García Leduc, uno de los estudiosos de este importante personaje de la historia de Puerto Rico, plantea que el núcleo del pensamiento político betancino es un liberalismo revolucionario heredero de lo mejor de la revolución francesa. Otro elemento interesante que estaba presente en el pensamiento de Betances es la presencia de ideas de la masonería, pues “aunque la masonería estatutariamente se presente como una organización no política, en la práctica había un activismo político e incluso revolucionario, al menos en aquellas logias que recibían su inspiración del Gran Oriente de Francia. Betances era un masón revolucionario”. No olvidemos que nuestro Juan Pablo Duarte también era masón y fue muy criticado.

Finaliza el capítulo diciendo que Betances es sin lugar a dudas el padre de la patria de Puerto Rico. Era un verdadero científico activo y brillante, “pensador de grandes luces y político comprometido a lo largo de toda su vida con los ideales de la justicia y la libertad que le servirán de alma y motor ideológico para su incansable lucha por la independencia de Cuba y Puerto Rico”.[3]

El segundo personaje abordado es Eugenio María de Hostos, de quien hemos escrito mucho en esta columna, pues le dedicamos más de 10 ensayos sobre su pensamiento, por eso no abundaremos mucho.

Rojas Osorio plantea que el humanismo hostosiano “aboga por el ser humano completo. Y el ser humano completo es cuerpo, sensibilidad, razón y conciencia moral. Hostos está lejos de cualquier desprecio de la corporalidad y la sensibilidad humanas. La sensibilidad está constituida por nuestros órganos sensoriales, las afecciones y pasiones. El cultivo de la sensibilidad conduce al arte. Y la estética es una de las ramas del saber filosófico que Hostos reconoce. La razón la piensa como organismo, es decir, como sistema”.[4]

Así pues, la idea hostosiana del ser humano es como una entidad completa que está integrada por el cuerpo, la sensibilidad, la razón, la conciencia y la moral. Estos aspectos pertenecen a la personalidad individual, que tiene que estar conectada y sincronizada con la vida social. Para Hostos “la sociabilidad del ser humano es una ley, la primera ley o principio que constituye la ciencia sociológica”.[5] Una ciencia que Hostos define y enuncia así: “Nosotros no podemos dar un paso fuera de nosotros mismos sin que nos encontremos en la vida de relación. Así se llama la actividad que nos vemos forzados a desplegar tan pronto como, saliendo de nosotros, entramos en contacto con otros hombres”.
[6]

Hostos habla de cinco leyes sociales. La primera es la ley de la sociabilidad, es decir, no podemos vivir sin el otro. La segunda ley es la del trabajo. Y la tercera es la de la libertad. La cuarta es la del progreso y la quinta ley la del ideal o civilización.

Así pues, Hostos no concibe al ser humano como un ente individual, sino que esa individualidad tiene sentido en tanto es parte de una sociedad.

Interesante, ¿no? Seguimos con este libro en la próxima entrega.
______________________________________
[1] Carlos Rojas Osorio, Humanismo y soberanía, Ediciones Abacoa,
Humacao, Puerto Rico, 2013, p.23.
[2] Ibidem, p. 32.
[3] Ibidem, p. 35.
[4] Ibidem, p. 40.
[5] Ibidem, p. 42.
[6] Ibidem, p.43..

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