Esta semana santa tan especial, fruto de los efectos del coronavirus, se ha convertido en un momento perfecto para reflexionar sobre la vida, la obra y la importancia de Jesús.

Uno de los elementos fundamentales que le dan significación a Jesús es la resurrección. Porque si nos quedamos solo en su muerte y cruxificción, no entenderemos su paso por la tierra ni la misión que vino a cumplir por mandato de su padre.

Juan 3:16, versículo que muchos consideran la esencia del cristianismo, expresa lo siguiente: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él”.

Eso significa que Jesús fue escogido por Dios para entregar su vida por nosotros. El pagó por nuestros pecados para garantizarnos la salvación. Pero no entenderemos su sacrificio si no valoramos lo que significa su resurrección. Jesús venció la muerte y con eso nos señaló el camino para nuestra redención. La cruz no vale nada si no la acompañamos con la resurrección.
Jesús confirma la verdad de la Biblia, ya que muchos profetas del antiguo testamento afirmaron que llegaría un mesías enviado por Dios, el cual sería humillado, maltratado y crucificado, como podemos ver en el capítulo 53 del libro de Isaías.

La resurrección de Jesús es una prueba irrefutable de que es el Hijo de Dios y que en con su acción somos perdonados. El apóstol Pablo reafirma ese criterio cuando, en Romanos 1:4, afirma que Jésus “fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos…”.

La resurrección es la mayor esperanza viva que tenemos los que hemos asumido a Jesús como nuestro Señor y nuestro Salvador. Es el camino mas claro, más firme y más directo a la esperanza. Cuando Jesús murió en la cruz, todos nuestros pecados fueron perdonados. Y cuando Él resucitó, recibimos de Dios las bendiciones y el perdón que nadie podría darnos. El nos hizo nacer de nuevo y nos permitió obtener la herencia celestial que “no se marchitará nunca”, como dice 1era de Pedro 1: 3-4.

La resurrección de Jesús permitió que el Padre Celestial pudiera derramar sobre nosotros el Espíritu Santo y que su presencia en nuestros corazones, fuera la mayor ayuda ante la ascención de Jesús a los cielos. La resurrección de Jesús significa que cada uno de nosotros va a resucitar al igual que Él. Así lo establece Pablo en 1era de Corintios 15:20-21: “Lo cierto es que Cristo ha sido levantado de entre los muertos, como primicias de los que murieron. De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos”.

La resurrección de Jesús e nuestra mayor fuente de esperanza. Por su acción hemos sido perdonados y podremos alcanzar la vida eterna. Y por la resurreción, estaremos junto a Él ante ante la presencia del Padre, cuando se cumpla el tiempo. Amén.

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