A Luis Abinader tuve la oportunidad de entrevistarlo cuando laboraba para la Revista Rumbo con Aníbal De Castro a la cabeza de esa publicación semanal.
Se desempeñaba en el sector hotelero y en ese sentido cursó nuestra entrevista. Si no recuerdo mal, su oficina estaba ubicada en la Abraham Lincoln.

Mas reciente compartí con él, siendo precandidato presidencial, en el cumpleaños de un amigo en común y aprovechando que estaba solo me le acerqué y lo saludé. Hice mención de aquella entrevista. Me dijo que la recordaba. No estaba segura si fuera así, pero igual le deseé éxitos en el sendero que transitaba.

Hoy, ya electo, fruto de una victoria avasallante, le escribo con cariño y respeto a la vez de desearle la mejor de las suertes, porque recibe a nuestro país en un momento crítico en los aspectos más relevantes: el económico y la salud. Ambos repercuten en la educación.

Las decisiones que está tomando al conformar lo que será su Gabinete Presidencial están dando las mejores señales de que será un gobierno donde impera la sensatez.

Ratificar a Valdez Albizu en su posición ha sido la mejor de las señales de que su Gobierno no viene con odio ni resentimientos.
Está anteponiendo, ante todo, la estabilidad económica de la Nación.

Con cariño y respeto me atrevo a sugerirle que no permita que la presión de quienes le sugieren tal o cual funcionario para hacer tal o cual función, le lleve a selecciones desacertadas.

El encarna el cambio que muchos pedían a gritos y se espera sea un cambio para bien, asumido con sensatez y madurez política.

Tener el coraje que tuvo para ratificar a Valdez Albizu es aplaudible y ojalá ese mismo coraje le acompañe para reconocer las cosas que marchan bien, aquellas que no tienen por qué cambiar. Mejorar donde se precise y cambiar lo que haya que cambiar. Con mesura y comedimiento.

Debemos reconocer aquellas cosas que funcionan con la misma lucidez con que debemos cambiar las que lo ameritan pero con cordura, sin apasionamientos ni politiquería.

Los funcionarios que hasta ahora ha nombrado, prometen ese cambio que el pueblo pidió a gritos y logró alzarse con esa victoria avasallante, como diría nuestro querido Hatuey De Camps quien, desde esa otra dimensión, estará deleitándose del fruto por lo que tanto en vida luchó hasta el último suspiro que lo mantuvo con vida.

Señor Presidente, que estos aciertos y esta sensatez que exhibe al asumir la primera magistratura de la Nación, sean el distintivo de la gestión que dentro de poco menos de un mes tendrá la oportunidad de inaugurar. Le deseo la mejor de las suertes y moderación posibles, en la forma de dirigir a nuestro país dentro del estado crítico en que lo recibe.

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