El crítico amigo Juan Bolívar Díaz tituló su artículo de este fin de semana: “Sólo un amplio frente político-social podría desplazar al PLD del poder”. Deja ver su impotencia ante las imposibilidades de sacar al PLD del poder.

Procede reproducir parte de sus comentarios. En el primer párrafo, asegura : “Convencidos de que ningún partido podrá por sí solo vencer la dominación política y social impuesta por el PLD, con todos los poderes del Estado, varios agrupamientos de ciudadanos buscan concertar acciones para promover un amplio frente político-social que genere una sinergia capaz de convertirse en aluvión”.

Se conoce que “personalidades” que se han desprendido de las organizaciones políticas existentes, han pasado a formar “movimientos sociales”, pretendiendo poner en resguardo su endémico rechazo al PLD.

Por eso, el autor del artículo cita nuevas siglas de “movimientos”, integrados por aquellos viejos adversarios del PLD y de Juan Bosch. Menciona el “Movimiento Independiente por el Rescate Democrático (MI-RD)”, el “Congreso Cívico” y el “Grupo Conciencia Nacional”.

Vale preguntar ¿Se conocen o se han oído mencionar esos “movimientos”? Mucho más fácil puede resultar identificar a las “personalidades” mencionadas en dicho artículo. Nombrarlos no viene a cuenta, porque respeto a muchos de ellos, exmilitantes o dirigentes de partidos o expresiones organizadas tradicionalmente adversarias al PLD.

En el artículo de marras, se hace un esfuerzo en la búsqueda de anteponerle al PLD fuerzas sociales y políticas. Pero se queja del dislate en la conducta política del PRM, a propósito de la aprobación de la Ley de Partidos.

Sobre este punto, señala: “Nadie puede ignorar los obstáculos a superar para alcanzar un amplio frente político social. De hecho, los 11 partidos que venían concertando oposición desde los últimos comicios, acaban de tener un tropiezo por la transacción que hizo el mayor, el Revolucionario Moderno (PRM), en aras de la Ley de Partidos, que no fue aceptada por el resto, los cuales publicaron un comunicado de diferenciación y rechazo…”; para volver a concertar el PRM tendría “que restaurar la confianza, lo que corresponderá al PRM, especialmente el sector de Luis Abinader…”.

El conocido periodista y activista social deja ver su duda de que si podrían (quienes él pretende se constituyan en un “Amplio Frente”) asumir el “desafío (que) es grande para todos los insatisfechos con el rumbo de la nación, en los partidos y en la sociedad…”.

De la lectura del artículo del susodicho comunicador, se pueden destacar algunos aspectos. El primero es que se trata de una confesión de impotencia que deja dicho que el PLD no tiene adversario político. Segundo, que mucho menos se ve emerger una fuerza organizada que lo desplace del poder.

Tercero, que para integrar ese “Amplio Frente” habría que buscarse a un buen número de especialistas en la conducta humana para que esas “personalidades” superen (y cito al amigo Juan Bolívar) “… la desconfianza, el sectarismo, la prepotencia de quienes se consideran mejor posicionados y las ambiciones individuales…”.

Puede perfectamente asegurarse que desde hoy hasta el momento de las elecciones, no hay tiempo para esa cura psiquiátrica. En cambio, tras cada reunión que celebra el PLD, se deja ver la inteligencia en manejar las diferencias internas, demostrando que no requiere de psiquiatras, sino de sentarse oportunamente a hablar.

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