Los dominicanos nos despertamos cada día queriendo un país mejor. Nadie se levanta deseando problemas, frustración ni caos, lógico. Sin embargo, estamos lejos de la nación anhelada debido, en gran medida, a creer que la tarea de un mejor país corresponde a “otros”, no a “mí”. Así, ignoro la luz roja, arrojo basura, daño el ambiente, me robo la electricidad. Practico la usura, me apropio del dinero público, hago fraude en el examen o para lograr posiciones de poder; ignoro la ética y la ley sin remordimiento. No hacemos adecuada consciencia de que el país es cada uno y vivimos bajo una visión de sobrevivencia egoísta y estrecha, auto defensiva, asentada en “mi” beneficio individual ¡Cómo no estar como estamos!

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