Hoy comienza la semana que tradicionalmente da inicio formal a la época más festiva y alegre del año, el período de mayor sociabilidad de la sociedad dominicana. Nochebuena y Navidad son dos de los días más esperados y celebrados en la tradición dominicana.
Bailes y fiestas en general, bebidas, comidas han coronado por años encuentros y reencuentros familiares y entre amigos y relacionados.

El escenario actual, con el país y el mundo invadidos por la pandemia del Covid-19, plantea un reto para las celebraciones en medio de medidas de distanciamiento y restricciones a la libre movilidad de la gente.

El Gobierno ha hecho una extraña mezcla de restricción y flexibilización, como respuesta a los aumentos de los contagios del coronavirus. Amplió el tiempo del toque de queda, pero mantuvo el horario de libre circulación en los días regulares y lo amplió para los días 24 y 31. En estos dos días habrá libre tránsito vehicular hasta la 1:00 de la madrugada. Es una flexibilización de alto riesgo porque se permitirá circular tarde de la noche dos días en los que tradicionalmente se consume mucha bebida alcohólica, y este año 2020 nada dice que será la excepción. Y un elemento agravante es que hay una aparente actitud desafiante, y de pérdida del miedo al contagio, como si no se creyera en el peligro que se cierne.

Mantener el debido distanciamiento será una odisea, casi un milagro si se quiere exagerar un poco. Las personas parece que llegaron al máximo de su resistencia al aislamiento y reflejan una alta inclinación hacia el libre movimiento, sin cumplir las directrices oficiales.
Y si la ciudadanía no cumple, no importa cuán buenas sean las medidas. Sin cumplimiento no habrá efectividad, eficacia.

Evitar que las celebraciones de Navidad terminen en lamentaciones, por un rebrote del virus, o por accidentes, es una tarea colectiva. Autoridades y ciudadanía deben actuar en una misma dirección.

Por eso es imprescindible que la población entienda que el peligro no ha desparecido, que está presente y hasta en crecimiento, según le reflejan las cifras que cada día ofrece el Ministerio de Salud Pública.

También se necesita que desparezcan ciertas señales difusas de “dejar pasar y dejar hacer” que surgen desde instancias del Gobierno.

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