Nadie está obligado a lo imposible, reza un principio jurídico aplicable hoy a la República Dominicana, con relación a la firma del pacto sobre la migración. El Presidente Danilo Medina se anotó un “virao” al disponer la NO firma por parte de nuestro país, del llamado Pacto Mundial para la Migración Segura, Ordenada y Regular, configurada en el seno de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a firmar en una conferencia convocada por dicho organismo en Marrakesh, Marruecos para el día de hoy y mañana. Ni siquiera estaremos presentes por disposición gubernamental, como claro mensaje de la posición criolla. 23 “objetivos” se definen en el documento, en el peculiar lenguaje del “culipandeo” diplomático. En él se recoge lo acordado en la Declaración de Nueva York para los Refugiados y Migrantes.

En esto se trabaja, con muy poca publicidad, desde el 2016 y mueve a suspicacia el poco interés de que los ciudadanos comunes y corrientes conozcan la esencia del comprometedor pacto mundial. Para la República Dominicana, que carga el pesado fardo de una caótica migración, desde el país más atrasado de América, con niveles escandalosos de insalubridad, escasa escolaridad, de costumbres y cultura a contrapelo de la criolla, con alto grado de primitivismo, representa un suicidio. Aunque se indica que el pacto No es Vinculante, que en el idioma común y silvestre indica que no estamos obligados a refrendarlo, las presiones a recibir serían brutales. Este pacto significaría el fin de la República Dominicana como nación independiente y soberana, contrayendo además, compromisos económicos más allá de nuestras posibilidades, y tendríamos que sacrificar planes para mejorar la calidad de vida de los dominicanos, para dedicar recursos para atender demandas de los migrantes.

El controversial Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en un discurso en plena sede de la ONU, atacó la esencia de este pacto como un intento de gobierno global, sin haber sido elegidos por nadie. Se pretende considerar la “migración” como Derecho Humano y en ese tenor, defenderlo contra los intereses del país receptor. Cierto es que de hacerse realidad y ser aplicado, lo que hemos conocido como países en la geopolítica de hoy, desaparecerán. De acuerdo con el Objetivo 17, este artículo sería considerado xenófobo, discriminatorio, ofensivo contra migrantes y estigmatizado y ello me acarrearía conflictos con las nuevas leyes que el pais deberá promulgar, supongo que bajo esquemas predeterminados por la ONU y pasible de sanciones.

Varios países han adelantado que no se van a adherir a este pacto, por considerarlo lesivo a los intereses de sus nacionales y para Dominicana resultaría nefasto desde cualquier ángulo que lo mirásemos y no hay que ser genio para entender a que nos enfrentaríamos como nación. Leer desagregados los 23 “objetivos”, “da grima” proyectado sobre la realidad migratoria nuestra.

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