“Zhena Chaikovskogo” (La esposa de Chaikovsky), de Kiril Serebrennikov es uno de los descensos más profundos a las simas insondables del alma rusa

Allí donde nadie puede auscultar, en las sombras del sufrimiento que conforman la amalgama de la que ha sido una de las naciones más fuertes y a la vez menos conocidas del mundo, se acerca Kiril Serebrennikov con un escalpelo del tamaño del amor.

No por gusto ha tenido que huir de Rusia y se ha refugiado en Francia o en Alemania. Por la invasión a Ucrania y por haber hecho esta película. No por gusto ha recibido la crítica y el rechazo público de Putin por esta obra: un gran premio a fin de cuentas. Los dictadores no saben de arte. En una entrevista concedida al periódico francés Le Monde (16 de abril de 2022), Kiril Serebrennikov narró la reacción del ministro de Cultura ruso, Vladimir Medinsky: «Nos dijo: “Chaikovski no era homosexual. No le autorizamos a mostrar nada relacionado con la homosexualidad.” Estábamos sentado el uno frente al otro. “¿Está bromeando?”, le pregunté. Medinsky respondió: “Necesitamos una película sobre un Chaikovski heterosexual”. Di un portazo».

Cuando pasen los flashes del Festival de Cannes esta película seguirá golpeando en las sienes de los que la han comprendido.

El dolor de Antonina Miliukova reside en la evocación de lo que puede ser y no es, reside en la transmutación del ser que se siente vergonzosamente utilizado para ayudar a ocultar la homosexualidad de otro ser que a su vez se siente infelizmente incomprendido por el mundo que le ha tocado vivir. Asistimos a la subyugación de la subyugación.

Esta película es lo que sucede dentro del electrocardiograma del alma rusa cuando se barre -la “mugre” que ven los funcionarios- debajo de la alfombra.

La película cuenta con puesta en escena impecable y una fotografía tan sombría como las neblinas de las calles de San Petersburgo.

La película blasona de una puesta en escena impecable y de una fotografía tan sombría como las neblinas de las calles de San Petersburgo y como algunos pasajes del segundo movimiento de la Sinfonía No.1 de Piotr Illich Chaikovski (“Sombrío lar, lar brumoso”) que a su vez recuerda ciertos poemas de Alexander Pushkin.

Antonina, estudiante de música, conoce a Chaikovsky en el Conservatorio y se enamora locamente de él, a tal punto que le declara su amor. Piotr Illich ve la ocasión de su vida salvada para ocultar su homosexualidad ante la sociedad. Sin embargo cuando se casan, resulta un fiasco tan inmenso que el músico se deprime y huye de su esposa que se aferra a él como la única salvación de este mundo. Un matrimonio que solo dura tres meses en el que no se consume el sexo, crea el rechazo del músico por su mujer. Rechazo vs obsesión. Y el sufrimiento que le acompañará a la joven Antonina el resto de sus días.

La intensidad de la actuación de Alyona Mijailova, su equilibrada capacidad para impregnar de ingenuidad y desespero, frustración y delirio, instantes de su performance, le colocan entre lo más destacable del filme, donde cabe destacar también la banda sonora, los decorados y el montaje, en un guion creado por Serebrennikov, uno de los grandes directores de la contemporaneidad, que junto a los Iñárritu, Park Chan-Wook, Michael Haneke o Xavier Dolan, conforman una escueta lista de imprescindibles del cine más actual.

Actuación
La intensidad de la actuación de Alyona Mijailova la colocan entre lo más destacable del filme

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