La sinopsis dice: “Narra la rivalidad que mantuvieron dos grandes pilotos de Fórmula 1, el británico James Hunt y el austriaco Niki Lauda, sobre todo en 1976, año en el que Lauda sufrió un gravísimo accidente que casi le costó la vida”. Ese es el anzuelo y cumple con lo prometido de entregar un filme de acción muy bien hecho y actuado. No obstante hay un trasfondo que resulta mucho más interesante por la trascendencia de su discurso que parte de la exposición de las emociones de los pilotos de carrera. Ahora bien, ¿qué los mueve a la competencia y riesgo de la vida corriendo en círculo tan solo por llegar primero que nadie para ser el número uno del mundo?. Competir lo hacemos no solamente contra otros, sino y sobre todo contra uno mismo. ¿Pero, competir es imprescindible para el ser humano? Desde un vistazo antropológico vemos que eso es connatural como por ejemplo en las bacterias donde se da una competición necesaria, imprescindible para la vida, y que tanto puede ser natural como también inducida o artificial. Esa es una competición necesaria, muy diferente de la competencia con rivalidad. Generalmente, las competencias con rivalidad generan una fuerte baja autoestima. Y eso lleva a pisar el acelerador en las curvas donde no es aconsejable para un buen corredor, pero lo hace casi con actitud suicida, y se mata. Eso podemos percibirlo en el filme. Muchos corredores lo hacen sin ese ánimo y logran coronarse campeones. Antes el ser muy bueno y competitivo daba éxito, hoy no es así, debido a factores demográficos y a que formarse en grados superlativos competitivos es hoy más factible. Eso lo vemos muy bien en las olimpiadas donde recientemente China batió récords. Eso también lo vemos en la tecnología de la invención y superactividad social y económica donde las redes sociales compiten en carrera desenfrenada por ganar usuarios. El competidor más hábil es quien anticipa el movimiento del contrario, como el caso del piloto que no quita la vista del espejo retrovisor. Con el filme vemos que el estrés que genera el ansia de ser el primero puede liquidar al individuo. Competir sin esta advertencia es entrar en una ruleta rusa. La media de muertes era antes de dos por cada 25 pilotos en competencias anuales. En una escena los diálogos son así: “- Niki, ¿un autógrafo? – Con fecha, por favor. – ¿Con fecha? ¿Por qué? – Nunca se sabe. Podría ser el último”. En Netflix.

HHHH Género: Acción. Tema sensible: Competición. Duración: 122 minutos.

Posted in Crítica Cine

Más de cultura

Más leídas de cultura

Las Más leídas