Los pioneros modernos de “golpe publicitario” fueron los ambientalistas de Greenpeace que sorprendían poniendo una enorme bandera en la Torre Eiffel o algún letrero contra el partido nazi de Jean Marie Le Pen, “Le Front National” que ahora hereda Marine, su hija. Simplemente decía RESIST, haciendo alusión a La Resistencia de los años 40. ¡Genial!

Greenpeace, una prestigiosa agrupación, demostró y demuestra su defensa por el planeta. Veamos algunas de las genialidades que hicieron:

•En una fábrica de automóviles Volkswagen, se subieron al edificio y al logo le pusieron una C por delante y un 2 al lado derecho para que se leyera CO2.
•En Canadá pintaron, con spray, a las focas del norte para que los fabricantes de abrigos de pieles desistieran de ello.
•En el 1982 denunciaron, con originalidad, a la nave RIJNBORG que tiraba desechos nucleares en el Atlántico.
•En el 83, contra el barco “USTARITZ” por el phosphogypse que se tira en el río Sena. Escribieron “La mer n’est pas une poubelle”(el mar no es un vertedero de basura).
•En el 88 se enfrentaron contra la nave de guerra HMS Eisenhower.
•En el 91 volaron en un dirigible en contra de la central nuclear Cattenom.
•En el 92 se conoció su oposición a la pesca de ballena al enfrentar el barco japonés Nishiu Maru.
•En el 98 usaron otro montgolfier en la India contra los ensayos nucleares.
•En el 2006, en Brasil, colocaron una banderola en el brazo derecho de Cristo, sobre la protección de la biodiversidad.

Además de eso han denunciado los maltratos a los inmigrantes en Grecia, Italia, España y Francia.
Lograban, efectivamente, pasar el mensaje o la denuncia y al mismo tiempo se prestigiaban por la originalidad de sus actos.

Los “ambientalistas” contemporáneos, sin embargo, no pegan una y consiguen, justamente, todo lo contrario de lo que se proponen.

Los actos vandálicos que supuestamente les servirían como trampolín para dar a conocer sus denuncias, consiguen tal desprecio del público, que este ni siquiera se entera qué es lo que critican y mucho menos nadie sabe quiénes son, salvo la Policía que, vía la justicia, lo van a guardar en la chirola por unas buenas vacaciones, a pan y sopa.

Aparte de ser un acto terrorista, es un atentado a la memoria del arte de la humanidad. Atacar una obra de arte es atacar a su autor.

Van Gogh es de los artistas que dedicaron su vida entera al arte con la mayor pasión. Su insistencia y colorido puro, no solo sirvió al desarrollo artístico, sino a la creación misma. Provocó un enorme salto en la Historia del Arte sobrepasando a los mismos impresionistas. Es cierto que en el momento que él vivió no le aceptaron sus “embarres” porque la gente estaba acostumbrada al color suave, degradado, próximo al retrato fotográfico que hoy conocemos en los hiperrealistas como Chuck Close o Ron Mueck, por mencionar dos.

Los “críticos” siempre resaltan que no vendió nada cuando el comercio se interpuso al arte mismo, pero ocultan, para la justificación de tal afirmación, la estrategia de Theo, su hermano, que era un fino vendedor de gran olfato. Que no vendiera no es ningún parámetro para evaluar su calidad y talento. Y es que el salto de Van Gogh fue enorme y su ruptura no solo fue con el arte romántico, académico, él rompió hasta con los impresionistas que todavía no tenían la aceptación total.

En la obra de Van Gogh resalta la naturaleza ¡¿Qué más ambientalismo que eso ?! prefirió pasar por loco suicida para proteger, para que no acusaran, al jovencito que le disparó, privando en vaquero. ¡Cuánta humanidad!

Ahora, estos mismos imbéciles, se pegan de las Majas de Goya en El Prado. Goya, otro grande del arte y la humanidad que tuvo el coraje de denunciar las masacres del hermano de Napoleón, Pepe, y de las atrocidades de la Inquisición con la creatividad e ingenio que le llevó a crear la serie de grabados “los desastres de la guerra”, cuyo mensaje sigue vigente hoy.

Es imposible justificar el vandalismo.

Y uno se pregunta, ¿quién, quiénes o qué han causado el calentamiento del planeta? ¿qué ha afectado la capa de ozono que lo protege?, ¿por qué sus protestas no van directamente contra los fabricantes de vehículos o contra los vendedores de carros o contra las gasolineras?, ¿por qué, si quieren llamar la atención no atacan la basura del “arte contemporáneo” y así matan dos tiros de un solo pájaro?

¿A quién le importaría si le tiraran, no sopa, agua de cloaca, a las insignificancias de Ai Weiwei o de Orozco?

¿Por qué no lanzarle acido del Diablo al bochornoso “guineo pegao con teipi” de Cattelan? ¡Cuánta gente estaría contenta! Claro que civilizadamente eso no se hace, aunque también, civilizadamente, no se puede exponer en un museo excremento y hacerlo pasar por arte.

Pero ya que estos vándalos están en el medio, sería más “chocs effects” esto, por lo menos servirían para desnudar a estos farsantes, a los “coleccionistas”, a los “críticos”, a los “curadores” y directores de museos que han legalizado y permitido tal aberración, solo por dinero.

También es curioso que estos “ambientalistas” no realizan ningún acto exagerado de protesta contra los fabricantes de armas, contra los ejércitos mercenarios que pueblan el planeta de estaciones militares estratégicas cuyos fines no son, precisamente, para sembrar papas y mucho menos flores.

Tuvo más efecto usar a la niña Greta Thunberg, con carita de muñeca Chucky o Liz Truss, a tal punto que nos creímos su precocidad y dotes extraterrestres.

Ver otros artículos sobre Van Gogh por Mercader:
https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/un-falso-van-gogh/
https://www.elcaribe.com.do/gente/cultura/la-pistola-de-van-gogh/.

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