Lynda Rodríguez destacó que su primera publicación fue como columnista invitada en la revista Pandora de elCaribe. FUENTE EXTERNA
Lynda Rodríguez destacó que su primera publicación fue como columnista invitada en la revista Pandora de elCaribe. FUENTE EXTERNA

El interés por la escritura surgió en Lynda Rodríguez en la adolescencia, pero empezó a escribir de manera formal en 2008. En principio, escribía ensayos con sus propias reflexiones sobre eventos sociales a los que asistía y sus sugerencias al respecto desde el punto de vista educativo, enfocado en el comportamiento, etiqueta y protocolo. A través de su programa de ayuda comunitaria “Formando Líderes para el Futuro”, la también conferencista ofrece talleres gratuitos a niños de escasos recursos y promueve el deporte como una herramienta positiva para la salud física y mental en jóvenes que viven en ambientes vulnerables. Su enfoque sobre la etiqueta y protocolo es promoverla como una educación para todos sin importar el estatus socioeconómico porque, según explicó, esta ayuda a fomentar el respeto y armonía cuando vivimos en sociedad.

¿Cuál fue la primera historia que publicaste y de qué trató?

Mi primera publicación fue como columnista invitada en la revista Pandora de elCaribe alrededor de 2005. En la columna relaté de una manera jocosa una anécdota de cuando me perdí en Tokio, Japón, hablé sobre mi gusto por viajar y conocer nuevas culturas, la etiqueta japonesa, la ceremonia del té, la espontaneidad de los viajes y las experiencias inesperadas que trae consigo viajar y aventurarse.

Como escritora, ¿qué es lo más satisfactorio?

Poder plasmar las ideas de una manera sencilla para que el mensaje y/o la enseñanza, por más compleja que sea, se entienda.

Lynda Rodríguez considera que es importante que los padres se sienten con sus hijos a leerles un cuento o un libro ilustrado

¿Un escritor debe ser sentimental?

Creo que utilizar la palabra “sentimental” puede entenderse como si el escritor, por ser escritor, es demasiado sensible, emotivo o experimenta emociones intensas y creo que no necesariamente es así. El escritor debe tener sensibilidad para escribir de una manera que los lectores se identifiquen o se relacionen con la historia o el tema que estamos tratando pero, no necesariamente por ello se es “sentimental”. No todas las personas sensibles son necesariamente sentimentales. Si bien hay una cierta superposición entre ambos términos, no son exactamente lo mismo.

¿Qué puede aportar la cultura a los cambios que viven sus sociedades?

El conocimiento y la cultura amplían la perspectiva, ofrecen matices al individuo para poder percibir, apreciar y entender más fácilmente el mundo que le rodea y las relaciones interpersonales.

¿Qué eslogan propondría para una campaña nacional de lectura?

Un país que lee, es un país que avanza.

¿Que demandan los niños y jóvenes en función de la edad?

Cada etapa demanda algo distinto. Niños en edad temprana necesitan tener oportunidades todos los días de explorar con sus manos las texturas, los colores, necesitan que su cerebro empiece a identificar el mundo que les rodea y que los padres o tutores les ofrezcan esas oportunidades. Con respecto a la lectura, es importante que los padres se sienten con ellos a leerles un cuento o un libro ilustrado porque hace que el niño practique su imaginación, vea colores, dibujos e identifique elementos. Además, el que los padres tengan el hábito de leerle libros a sus hijos pequeños, no sólo ayuda a su desarrollo sino que da pie a fortalecer el vínculo padre e hijo, y crea recuerdos y experiencias que se quedan en su memoria para siempre. Los adolescentes, en mi opinión, al estar en una etapa de muchos cambios hormonales necesitan guía, pero también comprensión por parte de los padres sobre esos cambios que vienen con la transición de la infancia a la adolescencia. A los adolescentes es importante que se les exponga al arte, a la buena música, a libros interesantes para su edad para que vayan construyendo su propio “capital cultural” y vayan refinando su paladar y apreciación.

Lynda Rodríguez durante la presentación de su libro “Penélope va a una fiesta de cumpleaños”

¿Cómo influye la literatura en la personalidad y mente de los niños, niñas y jóvenes?

Influye muchísimo porque lo que consumen ya sea a través de los libros, videos, redes sociales, amigos, televisión, actividades y la música tiene una directa influencia para transformar sus gustos, percepciones y formular su propio juicio. Los niños, niñas y jóvenes son los más vulnerables porque están en la etapa de, precisamente formar y moldear los patrones en su cerebro y su personalidad.

¿El mercado y la demanda de determinados temas son decisivos a la hora de escribir?

En mi caso particular, no y no creo que escribir un tema “por demanda” sea el caso de muchos escritores. Para escribir se necesita de alma e inspiración y para ello se necesita estar conectado con el tema del cual se escribe, a menos que sea una noticia periodística que, simplemente, es escribir sobre algún hecho concreto.

Recientemente presentó su libro, ¿de qué trata?

“Penélope va a una fiesta de cumpleaños” es un libro ilustrado de 32 páginas sobre etiqueta básica para niños a partir de los 4 años. La historia se desarrolla en una fiesta de cumpleaños, ya que asistir a ellas es uno de los primeros eventos sociales que muchos niños tienen en sus vidas. Es un libro infantil ilustrado que sirve de herramienta para que los padres expliquen a sus hijos de manera entretenida y a través de una historia, las normas de etiqueta básica a tomar en cuenta al ser invitados a una fiesta de cumpleaños. Es un libro que los padres pueden leer una y otra vez antes de llevar a sus hijos a un cumpleaños y sirve como un entretenido recordatorio de las reglas de amabilidad y cortesía que todo padre desea que su hijo tome en cuenta.

Portada del libro

Consideración

El conocimiento y la cultura amplían la perspectiva, ofrecen matices al individuo para poder percibir, apreciar y entender más fácilmente el mundo que le rodea y las relaciones interpersonales”.

Opinión

Es importante que los padres se sienten con sus hijos a leerles un cuento o un libro ilustrado porque hace que ellos practiquen su imaginación, vean colores, dibujos e identifiquen elementos

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