Estudiando el Caribe en Cartagena de Indias

Colombia, como algunos otros países del Caribe continental, ha vivido históricamente de espaldas al mar. De esta forma, dos de sus regiones más ricas y diversas -el Pacífico

Colombia, como algunos otros países del Caribe continental, ha vivido históricamente de espaldas al mar. De esta forma, dos de sus regiones más ricas y diversas -el Pacífico y el Caribe- han sido descuidadas y podríamos decir, en ocasiones, casi excluidas del proyecto político del desarrollo del Estado nacional que se construyó desde los Andes. El Caribe no ha sido, ni es, una preocupación central de su gobierno, a pesar de que uno de los íconos culturales más grandes del país, el ya fallecido premio nobel de literatura García Márquez, hizo del Caribe colombiano y de sus maravillosas historias, muy alejadas de la realidad andina, algo universal.

Si desde el ángulo político los esfuerzos de la integración con la región han sido coyunturales, intermitentes y sin ninguna continuación, desde el plano académico los esfuerzos han sido muchos y empiezan a dar frutos en los diálogos, intercambios y formación de docentes e investigadores. Particularmente, los convenios entre instituciones universitarias han ido cimentando lazos veinte años atrás impensables que han ido forjando interpretaciones científicas de los problemas de nuestra región.

Uno de los ejemplos más notorios es la celebración del XIV seminario internacional de Estudios del Caribe, que organiza el Instituto Internacional de Estudios del Caribe de la Universidad de Cartagena de Indias. Durante los últimos veintiséis años, en trece ocasiones un nutrido grupo de estudiosos de la región se ha reunido para hablar sobre el mar Caribe, sus territorios y los seres humanos que los habitan. Realmente ha sido, y creo que hay que reconocerlo a los cartageneros, una labor ardua y de terquedad por darle continuidad al evento durante el último cuarto de siglo, en el que se han reunido investigadores de Panamá, Venezuela, Puerto Rico, Cuba, República Dominicana, México y también representantes de Universidades de España, Estados Unidos y Alemania. De la misma manera, ha tenido su espacio destacado el Caribe anglófono, francófono y neerlandés con la presencia de investigadores de Jamaica, Trinidad y Tobago, Martinica y Guadalupe, sin olvidar al nutrido grupo de especialistas de las universidades colombianas que también se han visto representadas en un escenario donde los diálogos de saberes y el ejercicio de la transdisciplinariedad científica han sido los principales protagonistas.

En esta ocasión, nuestro Centro de Estudios Caribeños ha sido especialmente invitado y uno de sus investigadores ha participado en el certamen iniciándose contactos que pretenden, aprovechando la inercia de tan importante oportunidad, trenzar lazos que permitan en un futuro cercano firmar una alianza entre la Universidad de Cartagena y la Pontificia Católica Universidad Madre Maestra de Santo Domingo. Los esfuerzos de nuestro centro de investigación no han pasado desapercibidos y el doctorado en Historia y la maestría de estudios caribeños han capturado la atención de muchos de los estudiosos de la región, al no haber muchos programas de esta índole en los países que la componen.

El ejemplo de Colombia no es el único, a veces, en las islas también hemos dado la espalda a la región, pues a pesar de tener una naturaleza que nos une, las fronteras imaginadas que nos separan son más fuertes. Todos somos vecinos de una región que tiene por delante muchos retos que enfrentar y tal vez conocernos mejor y saber más de nosotros no sea algo que esté de más. Los retos del futuro son muchos, sobre todo por la crisis climática que vivimos, que debemos enfrentar y que nos hace especialmente vulnerables.

Los temas que se tratan en el seminario son muy variados y van desde las cuestiones ambientales, políticas, históricas, patrimoniales, el delicado proceso de paz que vive Colombia, hasta la música y literatura, temas comunes que nos unen en una región abocada a la, en ocasiones, terrible industria del turismo, con lo bueno y con lo malo y sobre todo a la mirada exótica y distorsionada de norteamericanos, asiáticos y europeos, que la región enfrenta.

El artífice de este magnífico escenario académico es el historiador cartagenero Alfonso Múnera, ex secretario de la Asociación de Estados del Caribe y diplomático colombiano en la región, que pese a los compromisos adquiridos durante años, nunca dejó morir el evento. Desde luego, lo más invaluable es que creó un escenario de formación de jóvenes cartageneros, hoy inquietos investigadores de nuestra región, que con las alianzas y redes académicas efectuadas pudieron vivir experiencias de formación de alta calidad en países como Estados Unidos, Puerto Rico, España o México, por citar solo algunos casos, y que hoy han vuelto para enriquecer sus universidades y mejorar la calidad de estas. Un más que interesante proceso de internacionalización de la universidad de Cartagena de Indias, que es un ejemplo a replicar en otras partes de nuestra región, y que demuestra que, con pasión y trabajo, los caribeños podemos conseguir logros importantes.

Este año, como en los anteriores, la participación de académicos internacionales ha sido muy fuerte, con figuras muy reconocidas del ámbito de los estudios del Caribe. En el plano internacional destaca la presencia de los dominicanos Silvio Torres e Iván Ogando, los puertorriqueños Antonio Gaztambide y Emilio Pantoja; el cubano Jorge Barnet, la panameña Marixa Lasso y el historiador español Juan Marchena. Por el lado colombiano, destacan Alfonso Munera, Amaranto Daniels, Muriel Vanegas. Orlando de Ávila, Raúl Román y Sergio Solano, entre otros.

Para concluir esta breve reseña del seminario, no podemos dejar de comentar el homenaje especial al literato cartagenero recientemente fallecido Roberto Burgos Cantor, uno de los mejores escritores del Caribe colombiano, cartagenero que siempre apoyó este espacio y lo usó para presentar sus más destacadas novelas que hoy son un recuerdo hermoso de esa historia común del Caribe que nos une. Esperamos saber aprovechar, por el conocimiento adquirido en los últimos años desde el Centro de Estudios Caribeños, esa oportunidad que se nos brinda y que sin duda alguna nos enriquecerá extraordinariamente.

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